jueves 21 noviembre 2024
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Juan Campos: “El Carnaval no es un espectáculo, es una fiesta” que vivir

Tantas historias y crónicas en tanto tiempo son imposible de saber y tener a mano. Son pocas iniciativas las que pueden surgir de la nada, todo está inventado. Entrevistamos al historiador Juan Campos Rodríguez quien nos emplaza a la fiesta del obispillo en 1533 como prolegómeno del hoy Carnaval.

Luego nos recuerda cómo el Ayuntamiento de principios del siglo XIX emitía un bando para limitar ya el Carnaval en sí. En la conversación nos destaca el Carnaval de 1914, el de la República y cómo se mantenía en la clandestinidad durante la Dictadura. Por último, comparte sugerencias para mejorar y recuperar actividades y nombres propios de esta tierra.

Con sus libros bajo el brazo y su caminar diario de buscar esa historia del pasado de la ciudad, quedamos con el historiador Juan Campos Rodríguez en nuestra Redacción, a quien comenzamos a preguntarle por la fecha más antigua que se conoce del Carnaval en Antequera: “Del Carnaval, como tal Carnaval, la referencia más antigua en el Archivo Histórico Municipal la encontró don Manuel Cascales Ayala en un bando de Carnaval. En aquellos inicios del siglo XIX, parece que desde finales del XVIII y a lo largo de todo el XIX, el Ayuntamiento se limitaba a emitir un bando puesto que el Carnaval era una fiesta que alteraba el ritmo normal de la vida de la ciudad. Era una fiesta en la que la gente se echaba a la calle, la gente se disfrazaba, cosa muy peligrosa evidentemente desde la óptica de aquella época”.

¿Qué prohibía ese bando?: “Lo único que hace es prohibir; no se permite, por ejemplo, el uso de vestiduras sagradas, de máscaras que representen dignidades del Estado, es decir, ministros, reyes y demás. Se permitían las máscaras hasta una cierta hora y, sobre todo, una cosa muy curiosa que se repite en los sucesivos bandos: se prohibía el arrojar a la gente huevos con cenizas, huevos con harina. En los años siguientes del siglo XIX, en el 60, 70, 80, siguen publicándose los bandos, todos prácticamente igual que 60 años antes”. 

Pero antes del Carnaval como tal, ¿hay alguna fiesta primitiva?: “Hay una muy curiosa, que es de 1530 y algo, creo que recordar que 1533, en un libro que se editó sobre las actas de la Colegiata de Antequera. Y ahí hace referencia a la fiesta del obispillo. El obispillo no era Carnaval. De todas formas se celebraba dentro de las fiestas del ciclo de invierno, creo que era por San Blas o por La Candelaria, y era simplemente que a un niño del coro de La Colegiata se le nombraba obispillo y entonces eran tres días en los que este obispillo era el que mandaba. Se permitían cosas curiosas, y que llama la atención, se permitía dentro de La Colegiata, organizado por la colegiata, fiestas en las que se parodiaban los ritos religiosos”.

Los días previos a la abstinencia de la Cuaresma: “Era una forma por la que la gente, podemos decir, se explayara, liberara sus resentimientos, sus resquemores, sus quejas, las hiciera pública, pero llega el Miércoles de Ceniza y se acabó la historia”.

Más cercano a la actualidad, es la República la que fomenta esta celebración, antes de la Guerra, es una de las mejores épocas del Carnaval. “Antes en el año 1879 en Antequera se edita un periódico, que se llama precisamente “El 79”, y es un periódico en el que se describe perfectamente la fiesta de Carnaval. Era una joya. En primer lugar, en Carnaval, el centro la fiesta de la calle del Toronjo. Allí acudían comparsas, acudían estudiantinas, la calle se convertía en el centro de las fiestas, las batallas de huevos, las batallas de cenizas… Una costumbre también muy típica de aquel Carnaval de finales del diecinueve  era que la gente cogía un guante viejo, lo llenaba de ceniza, lo llenaba de salvado, los llenaba de harina, le ataba una cuerda e iba dándole, estampando el guante en la espalda de los transeúntes”. 

Y ya llegaríamos a los inicios del siglo XX. “Hay un año clave en los carnavales de Antequera que es 1914. Con José León Mota en la Alcaldía, el Ayuntamiento de Antequera decide intervenir en las fiestas. Hasta ese momento el pueblo antequerano se habían mostrado libremente, habían protagonizado las fiestas, pero ya en 1914, en Antequera se decide intervenir en la fiesta. Se decide adecentarla. Son las crónicas del Heraldo de Antequera, que  hacen una descripción de la fiesta; bueno es la máxima expresión de la grosería, de la chabacanería, la masa amorfa popular toma la calle… es un desastre y entonces el Ayuntamiento decide adecentar la fiesta. Eso ocurre en toda España, desde el último tercio del siglo XIX en Cádiz, en Huelva, en La Coruña, en Málaga… en muchos sitios”.

https://www.youtube.com/watch?v=sgEkF12K2Mg

 

Los concursos en el Salón Rodas y la prohibición 

Tras 1914, los huevos llenos de cenizas “se cambian por la serpentina y el confeti; el vagabundear de la gente arriba y abajo se hace un desfile de Carnaval por la calle Estepa, por el Paseo, controlado, no que la gente ande por donde quiera; comparsas, en lugar de salir cada uno contando lo que le salga de las narices, digamos, se hace un concurso de comparsas, evidentemente presentando las letrillas antes. El casino, el Círculo Recreativo, se une a las fiestas e instala una tribuna en el Paseo Real; se acota el espacio, se adecenta las fiestas”.

¿Hay términos propios del Carnaval de Antequera? “Un estilo antequerano de Carnaval, evidentemente no. Cómo se celebró el Carnaval en Antequera, sí. En Antequera había murgas y comparsas. Exclusivamente la palabra chirigota no aparece, por lo menos yo no lo he encontrado. Se vestían de pieles rojas, de marineros americanos, de vagabundos, de obreros, de Charles Chaplin, Charlotte… La comparsa llevaba instrumentos de cuerdas, guitarra y bandurria, y de viento; muchos eran miembros de la Banda Municipal y lo contrataba la comparsa, sus trombones, sus trompetas, su trombón de varas…”. 

Un rango propio lo tenía sobre todo la comparsa, “llevaba un guión que le llamaban también ‘la porra’. Era simplemente un palo largo en la cabeza, llevaba cascabeles, platillos y cintas colgando, y servía para marcar el ritmo del desfile de la comparsa. Iba marcando el ritmo cuando desfilaba por la calle”.

¿Y el sitio de esos concursos? “El salón Rodas. El desfile por la calle. Las comparsas, aparte del concurso que era un día determinado, un par de horas o tres, había el concurso de máscaras, de infantiles, de adultos, y luego el concurso de comparsas. Es muy curioso porque, creo recordar que en los años 1933-1934, hay 15 agrupaciones carnavalescas en Antequera y cada una con 10, 12 o 15 miembros. Así que era potente”.

Y viene la Guerra y la Dictadura y se termina por completo, por lo menos oficialmente, porque si hay tanto movimiento, algo en la clandestinidad tendría que haber. “Hemos escuchado hablar de los Carnavales de las Peñuelas, por ejemplo en los 40 ó 50. Curiosamente el Casino hace un baile de Carnaval; en las casas se hacen bailes con sus disfraces y todo. En la calle estaba prohibido, pero estaba más o menos consentido, según los momentos, porque la gente se disfraza…”.

¿Algún recuerdo personal de su época de Carnaval? “Todavía vivo Franco, recuerdo personalmente las máscaras de la calle Alta; yo he vivido siempre en la calle San Pedro, entonces en la calle Juan Casco, de bajar, de salir corriendo… era una especie de juego del ratón y el gato, entre los Municipales, en cierto modo se permitía que allí en las Peñuelas o en el Portichuelo estuvieran mientras no bajaran a la calle Estepa”.

 

 

El Carnaval en la Antequera de 2022

Nos trasladamos al año 2022. Hablaba antes de 15 agrupaciones en el año 1933, hoy hay tres y se ve como un gran logro. ¿Qué podemos aportar a estas tres agrupaciones, algo que se desconozca, que se podría recuperar para mejorar el Carnaval? “A estas comparsas que hay ahora, estas tres agrupaciones carnavalescas… El primero consejo es que no decaigan, ése el primero y principal; a partir de ahí como si quieren llamarse como quieran llamarse. Ha habido años, a partir de la recuperación del Carnaval en Antequera en el año 1985 creo que fue cuando se celebra la primera fiesta de Carnaval en la plaza de San Sebastián, después se celebran dos en el Ayuntamiento, en el patio, entonces hubo momentos en los que hubo un auge de comparsas en Antequera. Allí hubo un detallito que es curioso y es que en los primeros concursos de comparsas y chirigotas, hubo una cuestión, que no tengo yo muy controlada, pero bueno que recordamos todos, y es que el primer concurso lo gana una comparsa de Campillos, el segundo una de Archidona, el tercero otra de Campillos… Aquellos parece que tenían más tradición, tenían más puesta en escena, mejores voces… eran comparsas potentes.  Aquello parece que no nos gustó mucho y los tres o cuatro primeros años los premios fueron todos para Archidona y Campillos. Luego ya si la primera que gana en Antequera quizá es una de la Excursionista o de Fuente Mora…”.

“El Carnaval está municipalizado y no hay quien lo desmunicipalice, es una realidad con la que contamos; entonces, bueno, el Ayuntamiento quizá no sé hasta qué punto lo hace, imagino que sí, dejarse asesorar por gente que ya digo que no sé si no lo hace, contar con un asesoramiento de personas entendidas, personas que recuerden, personas que hayan participado en Antequera; tenemos  a Juan Segundo, a Juan Benítez, tenemos gente que bueno que ha vivido el Carnaval desde un principio y cuando empezaron ya tenían esa tradición. ¿Qué se puede hacer para revitalizarlo? Contar con esa gente, contar con las agrupaciones, por supuesto, mimarlas, y una cosa muy importante es no tener prisas. De todas formas estamos en un año malo, este 2022 para organizar el Carnaval, el 2023.

¿Y en la calle? “La fiesta en la calle es muy importante. Y no tener prisa. Los políticos en particular y nuestra sociedad en general quieren resultados inmediatos, es decir, este año organizó un carnaval, me sale magnífico y el que viene lo repito. No, yo este año pongo las bases, me sale bien, el año que viene insisto, marcar unas directrices y esperar resultados. En ningún sitio el resultado es inmediato”.

Vamos terminando y le preguntamos algo más personal. “¿Cuál es el disfraz que más recuerda o el año que más recuerda? “Yo tengo una opinión personal y es que el Carnaval no es un espectáculo, es una fiesta. Entonces yo no he salido nunca a la calle a ver el Carnaval, nunca. Yo he salido a ver el Carnaval cuando me disfrazado. Me he disfrazado un par de veces, una vez recuerdo sería por aquellos años 80, el 90 como mucho, me vestí de Rey Mago y salí a la calle a repartir caramelos”.

“Para mí personalmente yo lo compararía con asistir a una fiesta gastronómica para ver a la gente de comer. Si yo voy a una fiesta gastronómica es para ponerme hasta la cejas de cerveza, de tinto, de gambas y de lo que encarte. Entonces salir a la calle a ver el Carnaval… El Carnaval no es un espectáculo. Lo decía Caro Baroja en su libro:  Mientras el hombre ha creído que de una forma u otra su vida estaba sometida a fuerzas sobrenaturales, el Carnaval ha sido posible. Desde el momento en el que todo se reglamenta, hasta la diversión, siguiendo criterios políticos, atendiendo a ideas de orden social… el Carnaval no puede ser más que una mezquina diversión de casino pretencioso. Todos sus encantos y turbulencias se acabaron”. Dicho y escrito está. 

 

 

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