La Plaza de Toros de Antequera era testigo de la puesta de largo del Certamen Andaluz de Escuelas Taurinas 2021, con la primera de las semifinales en la que la ilusión de los aspirantes fue tónica común ante un serio encierro de Martín Lorca el sábado 3.
Buena respuesta del público a pesar de la calurosa tarde, que se concentraba en los tendidos de sombra, con el cumplimiento de todas las medidas de seguridad y un aforo controlado en los accesos. Cuando se rompía el paseíllo, se guardaba un minuto de silencio que se tornaba en atronadora ovación con los sones del Himno Nacional.
Buena actitud de todos los alumnos participantes
Abría el cartel el alumno de la Escuela Taurina de Motril Javier Illaguas, ante el eral más deslucido de la tarde, con el que desarrolló una faena voluntariosa en la que ante todo estuvo firme. Erró con los aceros y perdió cualquier opción de trofeo.
El primer triunfador de la tarde fue Mariano Fernández, de la escuela de Camas, quien aprovechó la calidad del astado en tandas de mano baja, si bien el conjunto terminó en ritmo decreciente. La estocada, tendida pero efectiva, determinó la petición de dos orejas que el palco concedió.
Sobresalió la actitud de Ignacion Candelas
Impactó el rondeño Ignacio Candelas en su recibo a porta gayola, continuando con faroles de rodillas. Ya con la muleta, se doblaba de inicio de una faena con empaque y recursos, en la que toreó encajado a un novillo con calidad que sería premiado con la vuelta al ruedo. El joven diestro cortó las dos orejas y se postulaba como un firme candidato a este certamen televisado que organiza la Asociación Andaluza de Escuelas Taurina ‘Pedro Romero’.
No se quiso quedar atrás el peruano Julio Alguiar, alumno de la Escuela Taurina de la Diputación de Málaga, que también desorejó a su oponente tras una actuación en la que demostró tener oficio y recursos para sobreponerse a la dificultad que suponía la flojedad del astado, y brillar en un final de trasteo en la corta distancia.
El quinto fue un novillo que embestía más rebrincado y obligó al alumno de la escuela de Utrera Ignacio García Lasarte a sacarle los pases de uno en uno. No fue el más lucido de un buen encierro del ganadero fuengiroleño José Luis Martín Lorca, permitiendo ofrecer solo destellos a cuentagotas, y lo que es fundamental, las ganas de ser torero al tirar de amor propio en un final por bernardinas. Paseó una oreja.
Cerraba el cartel Tristán Barroso, de Badajoz, que dejó tandas profundas al natural en los medios. Ante un novillo más que notable, ofreció una faena variada que conectaba con el público que permaneció enganchado a su labor de inicio a fin. La recompensa fue de una sola oreja por un defectuoso uso de los aceros.
Un digno inicio a la temporada taurina antequerana, en apoyo a los jóvenes valores de la Fiesta.
