Palabras, verdades, realidad y ficción. Literatura, miradas y autenticidad. Así podemos definir la conversación con el autor Lorenzo Silva que el lunes 17 de abril estuvo en Antequera donde compartió varios momentos con sus lectores en la Sala Antonio Parejo Barranco de la Biblioteca San Zoilo junto a la gestora cultura, Cristina Consuegra, que condujo el acto.
Antes de ello, nos atendió amablemente para hablar de su ser escritor, sus lectores y libros. Nos definió estos encuentros como una amistad a distancia “porque me encuentro con personas que han leído, 10, 20, 30 libros míos, eso es una convivencia prácticamente, a estas alturas, las conversaciones casi prefiero que las dirijan los lectores porque me descubren lo que han representado mis libros para ellos. Hay libros que yo he escrito hace 30 años, y a veces, pienso que casi no me acuerdo bien de todos, y hay personas que los acaban de descubrir y te das cuenta de que la vida de los libros la dan los lectores, el escritor, por así decir, echa a rodar la bola de nieve por la ladera, pero la bola o se queda atrancada en el primer arbusto o sigue rodando, si hay lectores”.
Muchos de ellos casi conocen al escritor, su vida, sobre todo a alguien tan prolífico en producción como él. “La vida de los escritores tampoco es tan interesante, al final, lo más importante de lo que un escritor ha visto, de lo que un escritor siente, aprecia, ama, que al final es lo que nos define, está en sus libros. Saber las anécdotas de su vida o los chismes de su vida es bastante irrelevante, si te has leído sus libros, lo más verdadero, está en los libros”.
Hablando de verdades, la realidad, está en permanente conjunción con la mirada que aparece en sus novelas: “La literatura es una mezcla de invención, memoria y testimonio. Sin la invención no se puede hacer literatura, la memoria le da densidad, pero a mí me interesa mucho la vertiente del testimonio. Yo recuerdo cuando preparaba el libro que hice sobre los comuneros de Castilla, lo que me sirvieron a mí esos documentos que hacían los escribanos castellanos que estaban en los episodios históricos cuando los comuneros se encuentran con la reina Juana. Pues también esa faceta de escribano la tiene el novelista. Me parece que es una faceta difícil, porque es difícil hacer literatura con lo que está aconteciendo mientras está aconteciendo, pero es muy valiosa. Es un valor muy importante de la literatura, ser capaz de atestiguar los hechos con una cierta profundidad en la mirada”.
Aquí le solicitamos qué puede aconsejar a nuevos escritores: “Escribir es muy sencillo en el fondo. El primer consejo es que cada cual busque su propio camino, es un camino personal, el camino de cada uno se construye en soledad, incertidumbre, pero eso es también lo bonito de este oficio; y las herramientas son muy sencillas: leer, observar y escuchar, no hay más”.
Un autor sencillo, generoso en su producción y de lealtad con él mismo y con la realidad con una “mirilla” limpia y sujeta a la verdad en cada una de sus páginas.