viernes 18 octubre 2024
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Los ‘primos’ de Cambayá: “Se pueden conseguir los sueños, como lo hemos hecho con este festival”

Seguramente hasta que llegaron Antonio Navarro “Navi” y Antonio Blanco, el Blues en Antequera se basaba en nuestra ciudad en la letra de Miguel Ríos “El blues del autobús”. Pero desde 1988, los “primos” consiguieron despertar el interés y la curiosidad por esta música tan especial. Una tremenda voz de mujer o bajo una ronca voz masculina, el Blues es esa música que hace viajar en el tiempo.

Y lo hace ante esa imponente fachada de Santa María, una más de los ritmos de la guitarra, el bajo eléctrico, la batería, el piano, la habilidosa armónica, el saxofón con sabor a jazz, el trombón o la trompeta de los elegidos. El Blues en Antequera es el encuentro, al menos, una vez al año, de viejos amigos.

Ambos, tras una vida intensa, consiguieron el equilibrio con Barbra Tromp, esa esbelta mujer con acento holandés. Cambayá Records ha sido un reflejo de nuestra vida: momentos de bonanza y momentos de no tanto. Pero siempre llegaba esa canción, que hacía vibrar al público que llena, fiel a su cita, en llegando el final de julio.

Es lo que despierta la ciudad, en la que sus creadores, nos legan un monumento espacio como la Plaza de los Escribanos y con el paso de los siglos, sigue en pie, con variedad de usos. Todos manteniendo la espiritualidad que la vio crecer siglos atrás.

Siempre se dice que no hay nadie imprescindible, pero sin duda, Cambayá es insustituible. Podrán venir tiempos mejores, más grandes artistas, promoción televisiva… pero nadie podrá sustituir a Navi comprobando el sonido horas previas, Antonio comprobando el conjunto desde el mirador de las termas o Barbra solucionando el último imprevisto de la tarde.

Llega el año del fin, retirándose antes de tiempo. Quedamos con los tres en sus estudios en el Polígono de la Azucarera, ese museo de la “movida” con letreros del Manolo Bar, instrumentos de su medio siglo de aventuras, o las cajas y cableado del último concierto en directo de su club.

Empezamos junto a Lorena Sánchez esta entrevista, que completa esa crónica para la historia que nos ha dejado en las páginas previas. Les vamos preguntando y nos vas respondiendo. Se trata de un año especial porque vienen artistas que estuvieron en 1988: Tonky de la Peña y Lolo Ortega. Y empiezan sus respuestas: “Han pasado casi 38 años desde que los conocimos… Queríamos en este festival, recordar a la gente que se ha trabajado en el blues. Comenzaron en el 88 y se metieron en este tipo de música, con los que hemos ido todos estos años, viendo sus progresos, sus discos, sus actuaciones. En este 34 festival, queríamos traerles para que también se viera su vida. También por nuestra defensa de las bandas españolas en nuestra carrera”.

El Blues, una música desconocida hasta entonces. “En aquella época, cuando no había festivales de blues, el blues se colaba por la puerta de atrás en los festivales de jazz. Eran festivales donde en cinco días, había uno en el que se colaba un grupo de blues. No había una conexión entonces, ni por las bandas de Madrid, Barcelona o Sevilla. Nuestra labor ha sido aglutinar la industria alrededor de este estilo musical”.

También vienen este año Jeff Espinoza y El Oso de Benalúa y sus sabandijas. “Era nuestra idea aglutinar una visión de lo que era el blues y lo que es ahora mismo. Creo que El Oso de Benalúa es una de las bandas que tiene más futuro en este estilo de música. Ellos escuchaban nuestros discos de vinilo, que estaban en la biblioteca de Granada, como nos contó él mismo. Y ahora va a tocar con Tonky Blues Band, que es el padre del blues”.

Sin duda, “cuando hicimos la programación de este año, lo que queríamos es hacer una foto de lo que había y de lo que va a venir ahora. Hay mucha expectativa porque hay muchas bandas, muchos festivales, en España hay hoy más de cien”.

Horno San Roque

El adiós de Cambayá a su festival de blues
Un año que suena a despedida, en las camisetas han colocado el período 1988-2024. ¿Llegó el fin? Ahí Navi saca su humor peculiar y reconoce que “hace ya algún tiempo, que teníamos que dejar esto en manos de gente joven, con nuevas ideas, ya que el blues también evoluciona”.

Lo hacen porque así lo han decidido: “No estamos agotados, pero lo que queremos es seguir desde otra división, y seguir nuestro objetivo del blues, haciendo grabaciones o vídeos, cosas ya más tranquilas”.

¿Por qué entonces deciden apartarse de la organización de este festival? “Nuestros tres objetivos que siempre nos hemos marcado eran: promocionar el blues como música, promocionar las bandas españolas y promocionar Antequera como objetivo turístico y cultural. Creo que hemos cumplido ya las tres cosas”.

En estos cuatro decenios “de tres festivales que había cuando empezamos, ya hay más de 150. Las bandas de blues españolas están incluso metiéndose en Europa: Kid Carlos está en Berlín. Antequera, al promocionarse turísticamente, está ya por su cuenta. Quizá haga falta gente nueva que ponga nuevas ideas”.

Antonio Blanco lleva la voz cantante de las respuestas, a las que Navi completa en el justo momento de cada pregunta. “Cuando llegas a una edad, decides dar un giro y yo decidí dedicarme a la producción. El festival de blues te genera una tensión… Tenemos muchos amigos de grupos y, claro, te llaman, quieren venir, y muchas veces es complicado decirles que no, y ése es uno de los motivos”.

Haciendo un recuento, “han podido venir noventa bandas que multiplicados por tantos músicos es mucha gente. Ahora llegan nuevos retos. A Navi le ha gustado el teatro, se ha metido a actor… estamos recopilando historias”.

Y llegan a esta retirada tras pensarlo desde hace unos años. “No es una decisión que se haya tomado un día concreto. Se ha ido fraguando poco a poco. Llegó un día y dijimos: el último. A partir de ese día, luego en el coche, decías: ¿habíamos dicho ya que el último? Pase lo que pase”.

No nos creemos que dejéis el festival. “Nosotros vamos a seguir estando con nuestra experiencia”. ¿Es ya oficial? “Se lo contamos al concejal, a José Medina Galeote, quien nos dijo que su intención es que siga adelante el festival”.

Nunca es malo recordarlo. Hoy, promueve con sus contactos y pasión Cambayá, y paga el festival el Ayuntamiento. “Sí, sí, el Ayuntamiento es el que apoya por completo el festival. Las bandas que traemos es porque conocemos en el mundo del blues a todo lo que se mueve”.

Un festival que llegó a tener el respaldo de otras administraciones como la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial hasta que llegó la última crisis. “En el 2011 fue un bajón porque se fueron todos los patrocinadores externos y se quedó sólo el Ayuntamiento. De todas formas trajimos cuatro grupos porque los músicos dijeron que les tocaba apoyarnos en ese momento y así se pudo seguir adelante. De ahí fue mejorando la cosa, nos adaptamos a lo que teníamos y hasta ahora creo que todo bien”.

Un repaso por la historia de los festivales
Se quedaban atrás esos años en los que no se cabía en Santa María. “Hubo años que te asomabas a la plaza y había gente hasta el Arco de los Gigantes. Eso no es lo que queríamos porque la gente ya no disfrutaba de lo que queríamos que hicieran: estar cerca de la música… por lo que decidimos girar a unos carteles menos mediáticos, pero con calidad. Seguían viniendo artistas buenísimos, pero que no tenían ese gancho. Así conseguimos que siguiera viniendo gente, pero sin masificación”.

Fueron pioneros, luego llegó el jazz, ahora el rock. Abrieron el camino a la música en la ciudad. Como ella es, muy comedida y oportuna, Barbra nos dice: “Nos encanta, mientras más, mejor. La gente de Antequera responde a nuestro festival y a todos los que van surgiendo como el de jazz, rock…”. Antes del blues, “nosotros comenzamos en el 76 con un festival de rock con Tequila, Los Burning, Triana…”. Casi nada. Si no lo entendían, ¿comprenden lo de insustituibles?

Y ¿quién tomará las riendas ahora? “Eso es el concejal el que tiene que decidir. Sí te digo que hay gente interesada y preparada en Antequera para seguir promoviéndolo”. ¿Los que organizan las iniciativas jóvenes en el Patio de Caballos? “Se les ve con ilusión, con ganas, tienen experiencia, muchos de ellos han trabajado con nosotros”.

¿No hay vuelta atrás? “No creo que vaya a pasar como cuando, por ejemplo, me acuerdo yo, B.B. King decía que se retiraba y luego decía que no. O como algunos artistas españoles que dicen que si la última gira…”. ¿Y en 2025, qué? “Espero que el año que viene lleguemos a las 10,20, duchados y a disfrutar del blues”.

¿Podemos decir que el festival se independiza de sus padres? Es como si fuera ese niño, con 36 años, que se va de casa. “Casi te diría que sí, es como hace Tonky, toda una vida por la que han pasado la mayoría de músicos de toda Madrid, y mucha parte de España, y los tiene allí hasta que le piden un aumento de sueldo y les dice que ya están listos para hacer tu banda…”. Sonríe Navi.

Seguro que les habrá pasado de todo. Ese año que no venía el músico… “Mira, Jerry González venía con un pianista, un batería y el bajista estaba en París tocando con Paco de Lucía y tenía que venir, pero perdió el vuelo por una huelga en los aeropuertos franceses. Entonces negociando con el pianista, quería cobrar lo del bajista… y eso te pone el corazón…”. Tenía a un músico de categoría y por culpa de otro, se pudo suspender la actuación. Al final se arregló.

Otra. “Un guitarrista de Inglaterra no llegó a tiempo y tuve que ir en coche al aeropuerto, empezada ya la primera actuación y al final no llegó”. De nuevo se buscó una solución.
Atentos a ésta. “De los años potentes del festival, de Estados Unidos vino una banda con una mujer muy, muy alta. En Sevilla, se perdió su maleta y teníamos que buscar un sábado por la tarde algo de ropa, buscándole un modelito en los chinos y lo conseguimos”. Nadie se dio cuenta.

¿Alguien con ganas de más? Además de la fiesta famosa de Raimundo Amador, cuéntenos alguna más. “Pues con Los tres hombres: Jairo Zabala… acabando la noche me dejó las ganas de seguir y seguimos….”.

Esas noches históricas para buscar y ver una y otra vez… “La primera actuación de Hook Herrera y el saxofonista Lou Marini”. ¿Algo que pasara fuera del escenario? “Cuando se fue la luz en media Antequera, apagada y la otra media cantando”. O la noche de la estrella fugaz y la admiración del público.

Y ¿qué decían al encontrarse con la imponente fachada de Santa María? “A los grupos los entrábamos por la parte de atrás y cuando llegaban a la plaza se quedaban alucinados”. Por cierto, ¿lo de trasladar el festival en 1990 a Santa María? “Fue porque hubo una banda americana que trajo Jesús Romero, que tocó en Santa María. Fue el primer concierto diferente en este sitio y gustó mucho y me propuse hacerlo allí. Lo hacíamos con las posibilidades de distintos espacios de patrimonio y una forma de hacerlo distinto”. Además, del inicio de la noche flamenca ante la fachada.

Aquellas noches inolvidables de blues
Seguro que habrá muchas noches mágicas. “Las dedicadas a África. Venían músicos con el tema que nos propuso Madagascar, poner una entrada simbólica y voluntaria con la que se consiguió construir el puente del blues…”. Algo más que música, como luego ofrecieron a la Hermandad de Santa Eufemia y ahora a la Asociación Casas de Asís.

Cuéntennos secretos tras los micrófonos de ensayo. “Antonio Toledo imitando a Joan Manel Serrat, con el que tocaba. En la prueba de sonido se ponía a imitarle, y un día nos dijo que se presentó y lo pilló. Lo hacía perfecto”.

Vamos terminando. Si volvieran a 1988, ¿cambiarían algo? “No cambiaba nada. Ha habido momentos difíciles, pero estamos muy contentos porque notamos que la gente de Antequera de distintos ámbitos, nos aprecian, les gusta el trabajo que hemos hecho”.

¿Se conoce a Antequera por este festival en el resto de templos del blues? “Hay gente que conoce a Antequera y la relaciona con el blues. Entras en la Coquette Blues Bar de Madrid, el bar más antiguo de España, y te ves un cartel del festival del 2004. Y ahí pasa gente de toda España”.

¿Algún músico que creció con este festival? “Pues sí, Momo que dice que en el Cerro, escuchaba por las noches la música. Se preguntaba qué estará pasando ahí, creció, vino y ahora es músico. Tocó con Los Roxanes y ahora está en Alemania”.

¿Familias que crecieron bajo el festival? “Tonky viene con tres hijos suyos y no habían nacido cuando venían aquí, son muchas anécdotas”.

Poesía, arte y blues. Nos comparten lo vivido con Martínez Labrador, Justo Navarro o Rafael Ballesteros. “A raíz de lo de poesía, hubo un grupo de mujeres que venían a escuchar poesía y blues. Siempre buscaron ponerse en primera fila”.

¿Se imaginaban lo conseguido en aquellos inicios? “Cuando miras atrás, te preguntas ¿cómo hemos durado tanto? Y seguimos preguntándonos ¿cómo hemos podido llegar hasta aquí?”.

Terminamos. Si tuvieran que titular el período entre 1988 y 2024… “Se pueden conseguir lo sueños, como lo hemos hecho con este festival”. Nada más que añadir. ¿Gracias? “Por supuesto, el apoyo en todos los sentidos para poder hacerlo. La gente que ha trabajado para hacerlo posible y el público que lo ves creciendo, el personal que hemos tenido”.

Tendremos que buscar otro tema para seguir entrevistándoles. Tras esta nueva cita, conocemos otro significado de “cambayá” en el que estos dos primos, han ido de un lado para otro en la vida, pero siempre con las ideas muy claras: la pasión por lo que sueñan. Y lo han conseguido.

Termina su trabajo, pero empieza la leyenda, el mito de la silueta de dos locos soñadores que pusieron al blues en el mapa, desde Antequera. cómo no. Gracias y a la espera de ver su nuevo lugar en el próximo año. Dos predilectos hijos de la ciudad que dejan su huella.

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