Martes 18 de abril, 11 de la mañana. Nueva sala de Martínez Labrador en el Museo de la Ciudad. Ante medio centenar de personas: silencio de respeto, de arte y de admiración. Así se concibió durante la hora que duró la visita explicada del propio artista Jesús Martínez Labrador.
Rodeado de su familia (hija, Clara; hermanos, Juan de Dios, Pedro
y Quique), autoridades (alcalde Manuel Barón, teniente de alcalde Ana Cebrián y director del Museo, José Escalante), amigos (Juan Benítez, Sebastián del Pino, Joaquín Franquelo, Juan Campos…) y admiradores, pudo ser el primero en recrearse con sus propias creaciones en un sala que se anuncia que irá rotando sus elementos expositivos.
No es habitual que una persona en vida inaugure su propia sala en un museo. Pero así se ha querido, como ya le pasara a Cristóbal Toral. Ambos han tenido el privilegio de vivirlo y no como le pasara al recordado José María Fernández que tanta injusticia se le dedicó tras su muerte.
Martínez Labrador se ruborizaba al ver su retrato en una pieza escultórica de Paula Castro, discípula suya. Con su bastón, su sombrero y voz cansada, fue recorriendo la primera selección, sobre todo de esculturas y algunos dibujos. Los acariciaba como si fueran sus hijos, compartiendo la historia de cada una de ellas.
“Todas estas esculturas no las he realizado con fotografías, todos son amigos míos, quise hacerlas y me posaron para mí”, explica el artista nacido en 1950. “Son parte de mi tesis doctoral. Yo prefería hacerla práctica a escrita”.
Entre ellas, sus padres, deteniéndose frente a ellos en silencio, el original del que fuera Cartel de la Noche Flamenca de Santa María con su hija Sara. Un amigo que sufrió a Sadam Husein en Irak, el propio José Antonio Muñoz Rojas, “la primera versión, fue quien me dio la idea para titular mi tesis como ‘Palabras de barro’”.
Se paró ante el dibujo de ‘Santa Lucía’, donde recoge su criterio de “representarla antes de que le arrancaran los ojos, así uno puede imaginarse el martirio viendo sus ojos”.
La Poesía y la Literatura son el hilo conductor de las esculturas. Con Antonio Garmoneda, que fue quien le dijo que “¡los palillos fuera, utiliza las manos!”. Elena Martín Vivaldi, José Manuel del Pino, María Victoria Atencia, Pablo García Baena, Antonio Carvajal…
También recoge la Creación donde “Dios hizo al hombre de barro” con la presencia de la Fe que “fue un regalo de Archidona a la Reina Doña Sofía” donde conversó con ella sobre el significado de la venda.
Emocionado, compartió que terminaba la visita y los presentes le dedicaron una fuerte ovación. Fue cuando quiso tomar la palabra su hija Clara, quien agradeció a los presentes el poder cumplir el sueño de su padre y quiso leer unos versos que José Antonio Muñoz Rojas le dedicó donde recoge cómo es el propio artista y lo que hace con sus manos en el arte que tiene su sala, la de Martínez Labrador.