A la antequerana Miriam Prados Vidal aún le cuesta definirse como escritora, ya que considera que “es algo que todavía estoy aprendiendo a hacer”. Lo cierto es que “para mí las letras, ahora mismo es lo que más me representa, lo que siento, lo que vivo y todo lo transmito con ellas”, por lo que las considera como sus “compañeras de vida”.
Con dos novelas ya en el mercado, comienza a abrirse un espacio en el ámbito literario tras concluir sus estudios en Filología Inglesa. “Durante el instituto ya escribía frases y textos para mis compañeras, ya que en la adolescencia hay muchas emociones y muchas veces no se sabe cómo gestionarlas”, nos cuenta. Pero “es verdad que durante el estudio de la carrera leí mucho y escribí mucho, y me reencontré con esas letras que en bachillerato dejé algo olvidadas”. Sin embargo, en el verano de su primer curso universitario “conocí a la ansiedad y entré en depresión, lo que hizo que mientras estaba en la cama los libros se convirtieran en mi refugio, en mi forma de escapar y evadirme”.
Cuando mejoró se dijo: “¿Porqué no lo intentas tú? y a partir de ahí escribí dos novelas que nunca van a ver a la luz porque creo que son más inmaduras y yo las considero más como una experiencia”. Al ver que era capaz de hacerlo, se animó y al terminar el máster se dio cuenta de que “no quería ser profesora de Inglés, que yo había hecho la carrera por el amor que le tenía a la literatura”.
Así nacía ‘Alas rotas’, esa primera novela en la que se destacaba como autora romántica, “un género que se infravalora y que para mí es muy bonito y especial, y con el que muchas personas nos sentimos identificadas”. “A mí me salvó por el simple hecho de vivir vidas que no eran como la mía en ese momento, y al refugiarme en ella me sentí muy identificada”.
Autores como Jane Austen o Charlotte Brontë se convieron como referentes de una bilogía que tendría continuidad con ‘Alas para volar’. “Nació por el sueño de apostar por algo que no sabía a donde me iba a llevar”, reconoce con satisfacción, “aunque a día de hoy me siguen diciendo que estoy un poco loca, pero estoy encabezonada en ir a por ello”.
Persiguiendo ese sueño “surgió Alejandra, que es la protagonista, que siempre quiso ser actriz de musical y por situaciones familiares tuvo que abandonarlo y, cinco años después, apareció una persona que le despertó esa necesidad de seguir eso que una vez dejó apartado”. Ese es Hugo.
¿Hay mucho de Miriam y Alejandra? “Siempre hay algo del escritor en los personajes, pero Alejandra es muy diferente a mí en muchos aspectos, pero también compartimos las ganas de luchar, el valor que le da a la familia o algunos de sus miedos”. Como bilogía, encontramos un mensaje positivo: “Alas rotas deja un final abierto y en Alas para volar se van desarrollando los sueños planteando la dificultad que eso conlleva”.
Un objetivo: la escritura como profesión
Para Miriam Prados, ser escritora es algo muy serio. No es una simple afición, sino que reconocer que “para mí la escritura es ahora mismo mi profesión, por lo que yo apuesto”. “No tengo una rutina, porque cuando uno trabaja para sí mismo le cuesta más tener un hábito, pero todos los días me pongo delante del ordenador, salga algo o no”.
Cuando comenzó a escribir estas obras ya publicadas, desconocía si se iban a quedar olvidadas en un cajón. “No tenía ni idea, pero que la inocencia de no saber qué va a pasar también es algo muy bonito”, indica para explicar que “con la segunda ya me costaba más porque sabía que había muchas personas esperando para leerlo”.
Esa necesidad de ser leída le llevó a optar por la autopublicación, “sin plantearme ningún contacto editorial”. La plataforma Amazon se ha convertido en la forma de contacto con sus lectores en distintos formatos tanto digitales como físicos en pasta blanda y dura, contando con una gran aceptación.
Para su tercera novela, “a la que ya le queda muy poco, ya sí me estoy planteando entrar en contacto con una agencia editorial”. “El proceso de publicar un libro es complicado, pero Internet también te da muchas alas”, por lo que anima a emplear esté método “que también es de valientes, porque de repente te encuentras con un manuscrito en tu ordenador pero no sabes qué hacer con él”.
Son muchas las personas esperando que llegue el momento de la publicación de esta tercera novela de Prados, que aún no tiene nombre. Sobre el perfil de sus lectores, cifra en “un noventa y largo por ciento de mujeres, con unas edades entre los 20 y los 38 años, aunque no me gusta encasillarla en un público en concreto”. Así lo aprecia con los comentarios que le van dejando en Amazon: “Siempre los leo, una vez a la semana me meto para ver qué dicen porque es algo muy importante conocer qué piensa el público”. Reconoce que “las críticas también afectan, aunque las que he recibido han sido más constructivas que destructivas”.
Doce mil seguidores en la red social Instagram
Miriam Prados encuentra su alter ego en @esaqueescribe, su perfil en Instagram donde ya cuenta con más de doce mil seguidores. De hecho, antes de plantearse publicar la bilogía de Alas, ya dejaba sus frases en la red social predilecta para la juventud.
“Esaqueescribe no es más que un seudónimo, ahí no pongo nada de mi vida, lo llevo todo muy privado porque quiero que, simplemente, reinen las letras, los sentimientos y los diferentes aspectos que hay”. Nació hayá por 2018, y en tres años “sobre todo en los últimos meses”, ha tenido un importante aumento de followers, “yo creo que, ahora mismo, con la situación que estamos viviendo, estamos todos un poco rotos y encontramos mucho refugio en las letras porque en ellas vemos que hay personas que sienten como nosotros y no estamos solos”.
Las frases que va dejando, y que son compartidas por miles de personas de todo el mundo, “tienen más de filosofía que de filología. Mi filosofía siempre es crecer, reconociendo que existen los miedos, que es normal que nos sintamos pequeños y frágiles, pero eso no significa que no seamos valientes ni fuertes”. Así, cada vez que hace una publicación busca “que la persona que lo lea se sienta acompañada, y con eso está ya el objetivo logrado”.
Por eso, anima sobre todo a los jóvenes a adentrarse en el hábito de la lectura: “Creo que una forma de estar aquí y ahora es cogiendo un libro. Con él se va a poder vivir una historia que puede ser muy bonita, vivir las vidas de otros o viajar en estos momentos en los que casi no podemos hacerlo por la pandemia”.