Nuestros colegas de Valladolid, nos dicen que Antonio Carlos Ortega había anunciado que eran conscientes de que su guerra no se gana en Valladolid sino en otras batallas, donde la permanencia estará en juego. No acaba uno de entender esa especie de dar los partidos por perdidos, salvo por las ausencias por lesiòn y la moral por los sueldos pendientes. Por lo demás no acabamos de entender que se pierda un partido antes de jugarlo.
El mismo compañero, nos decía que, por el contrario, el Valladolid tenìa que ganar, para meter presión al Granollers, pero que Pastor no se fiaba en absoluto del Antequera, tal vez recordando el resultado del miércoles pasado. En otras palabras que para los pucelanos, «ésta» sí era su Liga, así que salieron a por todas en un partido histórico para ellos, pues jugaban su 600 partido en la Liga Asobal donde han marcado más de 17.000 goles. Asío que entre unas cosas y otras, Pastor apretó a los suyos que, siempre según nuestro estimado colega, apenas pasaron apuros para doblegar a un Antequera que no opuso resistencia y que pagó los platos rotos del empate europeo de los de Pastor. El partido se rompió y decidió, si no lo estaba antes, en apenas tres minutos, los que fueron del 24 al 27, con un parcial de 4-0 (del 12-9 al 16-9). La salida de Perales, con Bilbija y Rambo en los laterales, y un par de buenas acciones de la defensa con Svensson, terminaron de dar color local a un encuentro con pocos alicientes más que los puntos y las celebraciones históricas.Los de Ortega, sólo se pusieron por delante con el 0-1, del ‘pichichi’ Baena.
Y hasta ahí. La defensa pucelana en 6:0 apretaba al pivote antequerano, le cerraba y, aunque recibió dos exclusiones en los primeros 20 minutos -bastante rigurosas-, fue el baluarte para irse en el marcador poco a poco, como le gusta a su entrenador. 6-3, en el minuto 12; 11-7, en el 22; y 16-9, en el 27. Así, el encuentro se convirtió más en un entrenamiento con rival, en una búsqueda de sensaciones para algunos jugadores que pudieron perder algunas el sábado. Como Cutura, que alterna grandes acciones, como un pase por la espalda a Edu, con tres errores en su búsqueda de la mejor asistencia. El serbio es necesario. Tiene buen manejo y lanzamiento, pero necesita enlazar dos-tres partidos a buen nivel para recuperar su mejor tono, sobre todo mental. El gol número 17.000 del Cuatro Rayas, lo marcó el nuevo ídolo de aquella afición, Rambo. Así el marcador fue creciendo a favor de los vallisoletanos, aunque se quedó en 8, pudo ser mucho peor para los visitantes, que vieron en el 26-15 del minuto 42 la máxima en su contra. Pero el sábado hay Champions y hay que dosificar, terminan contándonos nuestro compañero vallisoletano Bellver.