La constelación de jugadores del equipo de Lorenzo Ruiz tiene una estrella que se espera brille como lo viene haciendo desde 2012 cuando comenzó su aventura en Asobal. Es Jorge Silva, internacional portugués que es una de las grandes esperanzas para aumentar el casillero de goles locales.
Con 14 años comenzó a jugar en un pueblo cerca de Oporto “y me ficharon por tener dos metros y ser zurdo. Con 16 años ya estaba en el primer equipo y con 18 me cedieron al Palma del Río”.
Guadalajara fue su primer equipo Asobal y de allí pasó al Anaitasuna, equipo con el que comenzó a jugar en Europa y llegó a la final de la Copa del Rey. Granollers fue su segundo equipo con el que disputó competiciones continentales, llegando a los cuartos de final contra el Barcelona. En su última etapa antes de llegar a Antequera, el Sinfín y el Nava, donde coincidió con el lituano Lukas Simènas.
Lleva una semana viviendo en Antequera: “Estoy muy contento de estar aquí. Es algo que tenía pendiente, yo había jugado con 18 años en Andalucía, cedido por el Oporto”. Hasta que he llegado, “nunca había estado aquí. Había visto algunos partidos por la tele y destacaba lo que la afición animaba, algo que es muy importante, que va a ser fundamental para esta temporada”.
El apostar por Antequera es por el proyecto: “No ha sido cuestión de convencerme, era el proyecto de club que están haciendo. Yo me muevo por proyectos, no por clubes, y el que me habían planteado aquí me atraía y acepté”.
Le pedimos que nos diga cuál es ese proyecto: “Es a largo plazo con un trabajo de fondo que puede llevar al club a estar muy bien que es lo que se merece”.
Lanzador zurdo
Sobre su sitio en la cancha, lanzador desde el lateral derecho: “Normalmente las veces que he estado nominado a mejor jugador de la liga es por mi lanzamiento, por lo que más se me destaca. Me gusta defender y atacar, y dependerá de cómo esté y cómo vaya la liga”.
Portugués, internacional con su país, le apasiona el Balonmano español por lo que “quise quedarme aquí; quería seguir aprendiendo y aquí sigo”. Lo define como “un balonmano muy dinámico, muy táctico, no tan físico con mucha estrategia y estudio”.
En cuanto a sus propósitos con el Iberoquinoa Antequera: “Espero alcanzar la felicidad, ser feliz” a título personal dentro de un equipo en el que desea “que estemos todos bien y que consigamos los objetivos porque son muchos partidos”.
El tiempo pondrá a cada uno en su sitio y también “al Balonmano Antequera, esperamos que arriba y salvado”. Se compromete a intentar ser “uno de los máximos artilleros si conseguimos la eficacia”. Aunque “si en vez de marcarlos yo, se los doy al compañero y ganamos el partido, eso es igual de válido”.
Deseando jugar
Conoce a Chispi (dando a entender que fue quien lo llamó), a Rafa Baena y a Lukas, con quien estuvo la pasada campaña con él. “No os puedo prometer goles, no os puedo prometer victorias, pero por mi parte, sí os puedo garantizar que me dejaré la piel, el alma, los huesos, todo lo que tenga en cada partido porque vosotros os lo merecéis. Este club va a dar la cara y los jugadores lo vamos a dar todo”.
Éste es el portugués que está llamado a ser uno de los estandartes del nuevo proyecto en Asobal, junto a todos sus compañeros, porque la filosofía de Lorenzo Ruiz es la de siempre: el equipo como una piña, como una familia, y tiene todas consigo.