La chispa, musa, punto de inflexión, como quieran llamarle. En la vida de cualquier escritor hay un momento en el que surge una llama que como la olímpica ruge con fuerza, necesita expandirse y llegar al mundo, siendo a cada paso, más y más gigante, representando ese espíritu que en la lejana Grecia creció y no se debe agotar.
Esa llama se prendió un día en la vida del antequerano JF Torres. Hubo un momento en que aquellos textos que preparaba desde el corazón y los leía a su madre, fueron cobrando forma, haciéndose más y más fuertes, más y más duraderos, más y más inagotables. Ahora, es escritor, ha cumplido su sueño y está en promoción de su cuarto libro.
“La chica desastre de los vestidos de verano”, “Mi guerra, mi guerrera”, Edición Espasa de “La chica desastre” y “Kintsugi” es el recorrido de los libros del antequerano JF Torres que con 35 años ha logrado su sueño de ser escritor y vivir por y para ello.
Este viernes 28 de abril, la Biblioteca de San Zoilo acogería un recital suyo en el que presentó “Kintsugi”, su última obra, donde además ofreció varias lecturas de sus escritos, donde apareció la persona, dejándose ver en las letras presentadas, una elección que hizo de forma premeditada por estar en casa: “Un recital en Antequera es el lugar de más responsabilidad y donde más me obligo a ser completamente yo. Lo elegido es para que fuera lo más íntimo posible”.
Centrados en esta nueva obra, hablamos con él sobre la diferencia existente entre este cuarto libro y los anteriores: “La diferencia soy yo, aunque sigue siendo la misma esencia porque al fin y al cabo soy la misma persona, pero mi visión de la vida, de las relaciones y todos sus derivados, me ha cambiado; supongo que es lo normal. Vamos evolucionando, creciendo, nunca dejamos de ir aprendiendo y me apetecía ver esta evolución plasmada, y que mis lectores fueran creciendo conmigo. Quería seguir con esa estela, pero a la vez con un proceso de madurez”.
En este sentido, puntualizamos lo que es este libro, “aunque en mis tres primero libros hay bastante madurez, bastante realidad, había un amor más emocional e impulsivo, priorizando las emociones por encima de cualquier cosa. Sin embargo, en este hay un punto más racional e incluso muchos relatos animan a pensar las cosas mejor y a saber bien cuándo hay que arriesgarse o cuando hay que hacer una retirada”.
Cada una de sus obras ofrece mucho en su título, nos da pinceladas de lo que podemos encontrar en él. “Kintsugi”, no lo es menos. El arte japonés de reparar objetos se ha convertido en una filosofía hoy día, donde lo roto, en lugar de ocultarse y sellarse, se muestra ofreciendo la belleza existente en él. Por eso el sobrenombre que acompaña a esta obra “La belleza de lo roto”.
Nos explica el por qué de la elección de este título: “Hace mucho tiempo una persona me dijo que yo era ‘kintsugi’, en aquel momento desconocía el término, una palabra que se conoce cada día más y que es una expresión muy bonita. Nos refiere a que lo roto y pacientemente arreglado, tiene mucho más valor que aquello que es inmaculado y en ningún momento ha sufrido un desperfecto”.
Puntualizamos que esa rotura en su vida es lo que le ha permitido crear sus libros: “Exactamente. Obviamente, me voy arreglando poco a poco. Ese fue mi punto de partida y estoy feliz porque me voy arreglando (apunta entre risas) y sigo encontrando razones para escribir. En su momento dudé mucho, de si la inspiración venía de la mano de las roturas, he aprendido a encontrar la inspiración de otra manera”. Aquellas fricciones ha sabido convertirlas en obras: “Escribir era mi vía de escape, todas esas roturas me llevaban a la inspiración y cierto alivio que era escribir, crear un mundo mejor, crear unas circunstancias mejores a raíz de mi escritura; y he ido evolucionando, profesionalizándolo, conservando la pureza del que escribe por primera vez y al final, seguimos en el camino y a la vez, escribiendo cosas nuevas”.
Cumpliendo sueños con nuevas metas
En nuestra primera entrevista con él nos aseguraba que su sueño era tener un libro escrito por él en sus manos, y se hizo. Era 2016. En la siguiente ocasión, ya en 2019, afirmaba que su objetivo era ser escritor, y lo había conseguido. Ahora, ya con su cuarto libro, no es lógico seguir cuestionándole por ello, pero sí que le sugerimos qué le diría ahora a aquel niño que empezaba a escribir cosas para su madre y que ha vendido hasta cerca de 15.000 libros: “Le diría que gracias por ser tan inconsciente, porque gracias a él estamos ahora aquí. Y que nunca diga lo hemos conseguido, sino lo estamos consiguiendo, así siempre iremos a por más”.
Se ha hecho a sí mismo, tiene un profesión a la que dedica todo su tiempo, invirtiendo en sus lectores y escritos: “Yo siempre digo, que soy empresario y escritor. Mi marca soy yo, JF Torres, me encargo de todo, los mensajes, mis redes sociales, preparar las ediciones, envíos, facturas, soy el que escribo, aunque escribir se ha convertido en un tanto por ciento de mi trabajo, hay otra parte mucho más grande que pertenece a otros temas de los que me encargo para que esto sea posible, que no es nada fácil”.
Los números están ahí, primer libro más de 8.000 copias; segundo, más de 5.000; el tercero con la editorial es complicado contabilizarlo y este cuarto, que ya pasa los mil volúmenes vendidos; todo conseguido desde noviembre de 2016. Con estas cifras no podemos dejar de lado preguntarle por su próxima meta: “Seguir creciendo en este mundo, seguir creando sin prisa y tener en mente ya un próximo libro dentro de unos años cuando sienta que tenga algo nuevo que contar”.
En este sentido, nos puntualiza cómo es su actual proceso creativo: “Cada vez soy más exigente a la hora de crear relatos. Antes escribía sólo con prender una llamita que me invitaba a ello, y ahora soy mucho más exigente, sólo me pongo a escribir cuando verdaderamente siento que voy a hacer algo diferente o que es necesario escribir ese relato. Ahora elijo mejor el momento, de forma más madura y calmada”.
El secreto de su éxito
Inició publicando sus textos en las redes sociales, poco a poco aquellos microrrelatos que subía se fueron haciendo más y más virales, y así fue creciendo el escritor, dejando salir aquello que germinaba en la intimidad, para el mundo entero.
JF Torres ya es una auténtica marca de márketing. En Instagram cuenta con 288 mil seguidores, llegando a numerosas personas, algo que le asombra: “Me sorprende porque cada vez hay más escritores que se dedican a dar voz a sus obras en esta red social, y siguen pasando los años y los lectores me siguen eligiendo”; muchos de los cuales son grandes conocidos de la música como Alejandro Sanz o Luis Fonsi, al que tuvo el placer de conocer en persona el pasado verano.
Junto a este trabajo a diario en las redes sociales que realiza con máximo empeño y cuidado, están los ejemplares que vende, todos firmados y dedicados y los recitales que lo llevan a distintos puntos del país, hace unas semanas estuvo en Murcia, en dos semanas lo hará en Alicante, posteriormente será en Madrid; tras el verano en Valencia.
Un trabajo de mucha dedicación, que cuida y mima como aquella ‘chica desastre’ que le abrió las puertas a un nuevo mundo: el que siempre soñó.
