El 30 de junio de 1918 salía a la venta nuestro primer número. 107 años han pasado desde que los voceros anunciaran por las calles la venta de este periódico que se ha mantenido vivo a lo largo de los años siendo testigo de la historia de los sucesos –buenos y malos– que forman parte de esta ciudad.
Fieles a la línea que marcó Francisco Javier Muñoz Pérez los directores, redactores, colaboradores, cajistas, impresores, familias… han intentado siempre velar por Antequera, porque no sólo nacía con la voluntad de informar y formar, sino con otra muy concreta, ser testigos y ser parte de la sociedad antequerana para hacerla valer y crecer.
Objetivos muy especiales que a veces se ha conseguido, y otras no; en la voluntad nuestra siempre está el hacer las cosas bien para ayudar en todo; acertaremos o no, eso ya depende del prisma con el que el lector quiera verlo, entenderlo y compartirlo. Ahí quedan las opiniones personales de cada uno, en las que por supuesto, nunca nos debemos meter. Escucharlas y aprender de ellas para mejorar.
Sí, los tiempos han cambiado. Nada tiene que ver el periodismo local de hace más de un siglo con el que se vive ahora. Cierto es que todo es producto de nuestra sociedad actual, que tampoco tiene que ver con aquella de entonces; aunque, los problemas al final, siguen siendo los mismos: velar por Antequera y sus vecinos.
A los antequeranos les siguen preocupando el tener trabajo, el contar con una vivienda digna, los altos precios, el agua, una educación adecuada para sus hijos, que los problemas de salud tengan un lugar prioritario en las autoridades… Y lo sabemos, porque cuando repasamos las páginas de aquellos primeros periódicos, las temáticas se repiten. Nuestros editoriales muestran las preocupaciones por esos temas, que quizá tengan causas distintas, pero al final demuestran que los ciudadanos quieren cumplir con sus deberes y también recibir sus derechos.
Lo que sí han cambiado es la forma de leernos. Les explico. Los que ahora escribimos estas páginas cada semana crecimos en casas donde el periódico, tener el papel en la mano, formaba parte de nuestra vida. Leíamos reportajes, noticias en los periódicos y así nos manteníamos informados de todo lo que pasaba a nuestro alrededor. Puede que no supiéramos de mucho, pero si alguien a nuestro alrededor nombraba a una persona o noticia, rápidamente las páginas de los periódicos nos situaban en quién era y todo lo que ocurría.
Hace pocas semanas, en una visita a nuestras instalaciones de jóvenes estudiantes, les preguntábamos cómo se informaban de las noticias. Apenas tres de los sesenta que nos visitaron leían periódicos, ni en papel ni en digital; algunos veían las noticias en la televisión y casi nadie la radio –salvo el día del apagón–. Su información llegaba a través de los que algunos “influencers” les transmitían. ¿Encuentran la diferencia?
El pensamiento crítico que buscaba aquel primer editorial hoy día se ha esfumado. Y la culpa de ello es de todos. No sabemos hacia donde nos llevan los tiempos ni cuánto seremos capaces de aguantar en tormentas económicas que a veces asfixian, pero en este periódico, en El Sol de Antequera de 2025, seguimos pensando que sin el periodismo nuestra sociedad está destinada naufragar. ¿Nos ayudan a mantenerla?