Recordamos a nuestra profesora de Historia de COU quien nos explicaba que una civilización arrasaba todo lo que se encontraba cuando llegaba a una tierra. Así lo hicieron unos con otros y en los edificios monumentales que hoy mantenemos, podemos observar, por citar algunos ejemplos, cómo los vestigios musulmanes se alzaron sobre lo visigótico; templos católicos están construidos con sillares romanos y encima o adaptando construcciones árabes.
En cierto aspecto es lo que nos está pasando hoy. Aunque por suerte, no hay grandes invasiones globales de ejércitos (salvo desgraciadamente algunos conflictos), pero sí hay una nueva formar de borrar el pasado: las nuevas tendencias.
¿Todo vale? Creemos y entendemos que no. Respiramos una actitud creciente de pasar del blanco al negro. No hay gris. O estás conmigo o estás contra mí. No se razona, se cuestiona sin ningún tapujo y se tiende a “arrasar” al contrario con tal de justificar tu posición social.
En los últimos meses nos encontramos con un nuevo movimiento de ajusticiar la Historia, atacando monumentos y personajes como Cristóbal Colón, Miguel de Cervantes… incluso películas como “Lo que el viento se llevó”. Consideramos que cada persona, época o movimiento hay que comprenderlos en su contexto, y no sacarlo fuera de él.
Por otro lado, de nuevo surge el movimiento entre mantener la monarquía o volver a una república, tras los nuevos escándalos que se han desvelado del rey emérito Juan Carlos I. Así es la vida muchas veces: de héroe a villano en cuestión de segundos. La vida privada y el uso del puesto público pueden arruinar toda una vida de representar a un país. Sea quien sea, debe de ser investigado y rendir ante la Justicia. Si es culpable, que responda como cualquier ciudadano, sin privilegios; pero para todos, recordar la presunción de inocencia.
Ilustramos esta semana de forma extraordinaria, una fotografía de nuestro genio Cristóbal Toral, quien realizó esta composición cuando abdicó el rey, aludiendo a los retratos que se estarían retirando de los edificios públicos para colocar el del nuevo monarca Felipe VI. El artista decía al realizarlo que no lo tiraba a la basura, sino a un contenedor, por respeto a su vida como jefe del Estado.
Una obra de arte se mantiene en el tiempo si es buena, y ésta de Toral, con el paso de los años, está tomando mayor relieve, pues de su explicación original, con el paso del tiempo se le está dando nuevos sentidos hasta poder llegar a exponer lo que puede o no ocurrir con el rey, que recordamos fue parte esencial en la Transición y en evitar el Golpe de Estado del 23-F.
La Historia será la encargada de escribir su reinado, con sus logros y desaciertos, y la evolución de los hechos que se le atribuyen, puede dejar una imagen diferente a los jóvenes de hoy, de la que tenemos los mayores; y podría volver a sacar el tema de monarquía o república.
No creemos que sea algo inmediato, pero tarde o temprano se tendrá que plantear ante la necesidad de una nueva constitución, en consenso, porque si no será como las leyes de la Educación, se cambiarían según quién gobierne.
A todos los que nos dirigen en las administraciones públicas, les preguntaríamos. Si de civilizaciones anteriores mantenemos la Democracia, la Agricultura, la Medicina, la Economía, el Arte, la Cultura… ¿qué están aportando los gobiernos del inicio del siglo XXI? Cuando haya que hacer un monumento en el futuro, ¿habrá personajes referentes? Cuando haya que recordar la España de principios del siglo XXI, ¿qué está aportando?
Seguimos fijándonos mucho en el pasado, utilizando el presente para destruir al contrario y no miramos al futuro. España, como cualquier país del mundo, creemos que hoy necesita una apuesta por la Salud, la Cultura y la Educación, basadas en la convivencia, el respeto y el bien general, teniendo en cuenta el bienestar social respaldado por el empleo. Para un padre y una madre, siempre se ha dicho que ningún hijo es feo, que a todos los quieren por igual. Pues eso es lo que necesitamos: un país que nos acoja a todos por igual; pensemos, actuemos o digamos lo que hagamos, siempre dentro del respeto a los demás.
Mal ejemplo damos a los ciudadanos, si nuestros líderes, en vez de aunar consenso e insistir en combatir el coronavirus y la crisis económica que desencadena, insisten una y otra vez en criticar sin mesura al contrario; y en remover temas del pasado para no ver los problemas reales.
Hay que hacer cambios, por supuesto, habrá que hacerlos, claro que sí; pero antes, prioricen lo que necesita la sociedad: Salud, Educación y Cultura, garantizando el bienestar social y el empleo. ¿O es que no les interesa que se esté sano, se fragüen en valores y sepan los errores del pasado para no repetirlos y los aciertos para mantenerlos?
Cambios, los que haga falta. Pero sin fanatismos ni intereses políticos. Consenso y no basar la política en las apariencias ni a golpe de tuit o mensajes y bulos en redes sociales.