Agosto comienza con un “cerrado hasta vacaciones”. El intenso calor de este mes, el día festivo del 15 de agosto y la Real Feria, lleva a cada vez a más comercios y particulares, optar por descansar desde el fin de semana previo al día 15, esta vez el sábado 12, hasta después de la Feria, incluso hasta que empiece septiembre, el día 4.
Agosto siempre es el mes buscado para descansar, en casa, en el campo, en la piscina, en la playa o de vacaciones por cualquier otro lugar. Y Antequera no se queda atrás. Serán dos semanas (del 12 al 27) o tres (hasta el 3 de septiembre) donde se descanse del día a día, aunque habrá que pagar los impuestos, seguros, móviles, gas, y toda esas responsabilidades que tenemos para seguir sacando adelante este país y nuestras casas.
Un mes donde también se suceden celebraciones, de bodas, de aniversarios, en las que es complicado buscar un hueco, pero se busca porque en esta vida tiene cabida todo. Mientras que el calor asfixia las calles y plazas, los barrios.
Para empezar, el día 15 es martes y será fiesta. Este año toca rosario de la aurora de la Virgen del Socorro como cada cinco años desde que se coronó en 1988. El lunes 14 es ideal para puente entre días festivos. Luego quedarán tres días para el fin de semana de feria. Agosto es lo que pega.
Pero entre tanto, hay profesiones que son servicios públicos y no podrán descansar porque deben mantener su labor por los demás, como lo hacen todo el año. Desde el camarero al hostelero, pasando por el limpiador, el médico, el policía o el periodista.
También están los feriantes. Los de los “cacharritos”, las atracciones mecánicas, que van de pueblo a pueblo, de feria a feria, en los días grandes. Todo un año esperando este mes, aunque el trabajo se lleva entre Semana Santa y hasta el Pilar. Muchos kilómetros, muchas noches durmiendo en caravanas para sacar la sonrisa a quienes buscan en ellos ese parque de atracciones en casa.
Y qué decir de los caseteros, de los feriantes, la inmensa mayoría cofrades. Ya saben lo de que las cofradías son más que procesiones. Y en las ferias se demuestra. Llevan días preparando turnos, carteles, pedidos y todo lo demás para el montaje.
Al sacrificio del tiempo en Semana Santa o cuando salen si es de Glorias, se une el del mes de agosto. Habilitar locales, montar casetas y trabajar los días de fiesta mientras el resto participa de las ferias. Es la otra penitencia. La del trabajo para el fin de las cofradías.
Llegará la feria y habrá que acordarse de todos. Del que ya no está. Del que no puede ir solo y precisa alguien que le acompañe. Del que esté enfermo o pase un mal momento. Del que no puede descansar y trabajando le pilla. Del turista que viene a conocernos. De vecino que tiene que descansar. Del niño que mira entusiasmado las luces y los ruidos. El niño que se convierte en joven. El joven que no quiere crecer. El padre que fue niño y joven.
Y tras la feria, vendrán las fiestas patronales y el regreso a las clases. Septiembre y sin pensarlo, el olor a canela nos marcará que es final de año, que la Navidad despedirá al 2023 y nos pondrá en marcha el 2024.
Un año más, pero aún estamos en agosto. Quedan cinco meses. Es tiempo de aprovechar cada día, cada semana, cada instante porque el presente nos recuerda que vivimos el pasado y que nos queda el futuro para seguir disfrutando de la vida, el mejor regalo posible.
