Este miércoles 24 de abril, con la de problemas que tenemos, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, va y emite una “carta a la ciudadanía” donde expone que se toma 5 días para decidir si sigue o dimite como presidente. Pase lo que pase, un nuevo ejemplo de la España divorciada y separada, donde siguen las dos Españas, la mía y la tuya, la buena y la mala, la que tiene la verdad y la que no, la que lo hace todo bien y todo mal.
No sabemos, aunque como todo español lo intuye, lo que pasará. Pero el lunes, volverá a perder este país, donde en toda su sociedad, se respira ese día y noche, estar conmigo o contra mí.
Recorriendo la carta, expone: “la gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar mi opinión. Le agradezco, por tanto, que tome un poco de su tiempo para leer estas líneas”.
Perfecto. Ya sabemos lo que tenemos que hacer para que nos escuchen: escribir una carta. Como ya lo han hecho esos jóvenes que no encuentran empleo, una casa, o una beca. Una carta como la que elevan padres con algún hijo con discapacidad, hijos con sus padres con dependencia, jóvenes por una hipoteca, inocentes ante una injusticia. El problema es que a ellos no les responderán en cinco días…
“Han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano Umberto Eco, llamó “la máquina del fango”. Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas”. Con todos los respetos, simplemente repasando las redes sociales del PP y PSOE, del PSOE y PP, miren cómo lo que hay es critica al otro y están alejados de propuestas positivas. El odio…
Hay un punto que está al alcance de cualquier persona en su día a día. “Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa”. Todos somos personas, pero se nos olvida. Quizá habría que ponerse en el lugar del otro, o buscar lo que nos une y no fomentar lo que nos separa. El diálogo. Hablar.
“El próximo lunes, 29 de abril, compareceré ante los medios de comunicación y daré a conocer mi decisión”. Lunes complicado, lunes al sol, lunes de nueva batalla y guerra.
Decida lo que decida, que puede lo tenga ya desde antes de publicar la carta, la guerra no va a terminar. Ni uno ni otro aceptan que el ciudadano puede votarles, cambiar su opción, castigar en unas elecciones, y ellos deben de analizar los datos y no intentar cambiarlos con otras estrategias que contribuyen a destruirlo todo.
Un presidente de un país, el líder de un partido político, debería de pensar en los ciudadanos que este lunes, decidan lo que decidan, no tendrán garantizado su futuro, su porvenir, el llegar a final de mes, el seguir creciendo. Ustedes tienen las cartas sobre la mesa y deben de ayudar a construir y parar ya de destruir.
Esta guerra entre unos y otros nos recuerda a las familias divorciadas, separadas, donde el odio venció al amor. Siguen por desgracia las dos Españas, la mía y la tuya, la buena y la mala, la que tiene la verdad y la que no, la que lo hace todo bien y todo mal. ¿Quién se atreve a dar un giro a esta situación?