A la vista de que Mahoma no fue a la Montaña, la Montaña fue a Mahoma. Antequera, sus responsables municipales, dan un ejemplo práctico de que “no se les caen” los anillos, y durante esta semana están en Málaga presentando en unos casos y recordando en otros, lo que desde siempre viene siendo en los más diversos órdenes, de los que ahora mismo el principal es el Turístico. Y no lo hace hablando por hablar, practicando un chauvinismo que hasta cierto punto sería comprensible, no. Lo hace, diciéndole a Málaga “Éstos son mis poderes”.
La medida puesta en marcha por el tándem Barón-Jiménez, con estrechísimos apoyos y colaboradores y patrocinadores imprescindibles –patrocinadores a los que ha faltado quizá facilitar la promoción que dieron en muchas mayor proporción a otras cosas parecidas—, es una reacción tardía a algo que empezó con el despliegue de la Costa del Sol, cuando esa zona antes abandonada empezó a recibir ayudas y medidas que la llevaron a ser un emporio de belleza, de creación de riqueza, no sólo para los puntos afectados –Torremolinos, Marbella, Estepona… y demás— sino para Málaga, para Andalucía y España, todas las cuales notaron enseguida lo que derivó de la idea de aquellos primeros empresarios que “vieron” el potencial de La Costa y el acierto apoyando de nuestras autoridades nacionales y provinciales. La Costa, antes desértica, se transformó en un paraíso de jardines, chalés, hoteles, conjuntos residenciales, que la convirtieron en una meca mundial del Turismo, fácilmente comprobable.
En más de una ocasión nos hemos referido a que en la entrada principal del antiguo Palacio de la Diputación, se abre una escalera imperial rematada por sendos escudos de Antequera y de Ronda, escoltando el de la Provincia de Málaga. Es clara la preponderancia que tanto Ronda como nuestra ciudad tenían cuando se levantó el Palacio, importancia que nacía de su riqueza turística y de su poderío económico. Así, los viajeros románticos que visitaban ambas ciudades, ponderaban la riqueza del Tajo de Ronda, El Torcal de Antequera, sus Dólmenes o su Sierra del Torcal, y eso, que se publicaba fuera de España, “volvía” a Málaga que se interesaba por algo que no conocían casi, y que valoraban en su justa medida, destacándolo como merecía… Vino el “boom” de La Costa y en lugar de haber aprovechado el complemento que Ronda y Antequera ofrecían a La Costa, las dos ciudades fueron quedando atrás. Ronda, gracias a la decidida acción de Juan de la Rosa, que puso en juego dinero de la Caja de Ronda e influencias que supusieron un empujón para Ronda, que se fue recuperando. Antequera no tuvo esa suerte y a pesar del derroche de voluntades, de mantenimientos, de restauraciones, de las gestiones que se hicieron, se estrellaba con la incomprensión de quienes deberían atendernos…
Lo que hemos hecho hasta ahora, ha sido quejarnos, hasta que el Ayuntamiento ha dado el paso que estos días se vive en Málaga y cuyos resultados se verán pronto…y a los que vendría de perlas, que la UNESCO diera el paso que todos esperamos.