La Semana Santa de Antequera 2018 está a la vuelta de la esquina y el aire cofrade que invade a numerosos ciudadanos se siente no solo en el hervidero de los templos de la ciudad, sino en los colegios, oficinas y cada rincón hostelero de una ciudad que ha aumentado considerablemente sus números en turismo.
Es precisamente en este sector donde nuestra ciudad siempre ha contado con lleno en sus hoteles y donde bares y restaurantes viven una de sus mejores épocas del año. Este año, la predicción de lluvia marcará el camino de lo que para ellos será “agua de mayo”, no es lo mismo disfrutar de las procesiones en las calles, a que la lluvia merme las salidas programadas. Lo cierto es que, de una u otra manera, ya se preparan para lo que pueda pasar, aumentando personal y preparando las reservas de los que serán unos días fuertes para todos.
En materia cofrade al cien por cien, anoche se pregonaría una de las semanas más importante de todo el año en Antequera. Se sea más o menos religioso, no creyente o ateo, está claro que estos días de asueto no existirían sin la Semana Santa. Por ello, no debemos guiarnos como muchos por modas para celebrar la llegada de la Primavera o la Semana Santa.
Los cofrades se apresuran en sus preparativos, el incienso se hace más patente que nunca en los rincones de las sacristías, en las casas de hermandad de cada uno donde se reparten ropas, se pulen candelabros, se montan estandartes, tronos, se miden las horas para que todo llegue a buen término.
San Agustín, San Francisco, La Trinidad, San Sebastián, San Pedro, Belén, Santo Domingo, Santa María de Jesús, El Carmen y San Juan de Dios son hoy puntos de encuentros donde los cofrades más antiguos vierten su sabiduría en los actuales, y los más jóvenes absoven como esponjas todo lo que allí se cuece. Es momento de aprender, de saber mirar al pasado mirando al futuro de esos pequeños que con ilusión prestan sus manos para ayudar en los quehaceres cofrades, que no son pocos.
Ellos son el verdadero futuro de las cofradías de nuestra ciudad, que necesitan renovarse y ofrecer nuevas cosas a sus ciudadanos, pero siempre manteniendo la mirada en el pasado para no olvidar nuestra particularidad, riqueza y patrimonio. De todos depende de que sepamos disfrutar de todo sabiendo que no se perderá y quedará olvidado en cajones llenos de polillas y polvo. Llenar las calles, apostar por lo nuestro, enriquecerlo con nuestra presencia, animando y alentando a todos los que nos rodean permitirá vivir una nueva Semana Santa en Antequera única, porque toda ella así lo es.
Es el camino para lograr ese objetivo marcado a lo largo del tiempo de ser una Fiesta de Declarada de Interés Turístico Nacional, entre unos y otros, lo lograremos. Ahora nos toca mirar al cielo para que se siempre siga saliendo el sol por nuestra Antequera y su Semana Santa brille en la calle, no olvidado el punto religioso de fe que transmiten los titulares de las cofradías. Nos toca engalanarnos para recibir a los visitantes y enseñar que Antequera es única y bella en esta época.