Está todo el mundo de acuerdo en que la «España de las Autonomías», está muy bien… y hay dinero, pero en época de las vacas flacas, sobra burocracia, porque el Ministerio de Educación, se ha multiplicado por diecisiete, igual que Trabajo, Salud… etcétera.
Hay aspectos que, por su peculiaridades, tendría sentido fueran distintos según en qué región o autonomía; es el caso de Cultura, por ejemplo, por sus distintas peculiaridades regionales, pero hay otros que deben ser iguales para todos los españoles… y no lo son. Por ejemplo, Educación, Sanidad. No es lógico, y hasta creemos que ni es constitucional, que unos españoles tengan derecho a un tipo de sanidad y otros a una sanidad distinta, según dónde residan. Y tampoco es lógico que unos españoles tengan un tipo de Educación, o temarios distintos, y hasta incluso se eduquen en lengua distinta a la común de todos los españoles.
La Educación, debe ser idéntica para todos, aunque admitamos que haya capítulos especiales para algunos aspectos propios de cada comunidad, pero, por lo demás, la Historia de España, tiene que ser igual en todas partes y que no pueden verse afectadas… «según el color del cristal con que se mire». La Historia de España, es la Historia de España, y los hechos que la forman, son los mismos en todas partes, sin que lo que en Andalucía sea «blanco», en Galicia sea «celeste», o «verde» en Extremadura. La forma de conseguir esa igualdad lógica y natural, es que haya un Ministerio único que cuide de que la Educación sea la misma para todos, como reclamamos, con lo que sobran tantas Consejerías como tenemos.
La Sanidad, lo mismo. Los beneficios de algo imprescindible como el tratamiento, la prevención, la curación de enfermedades, tiene que ser igual para todos los españoles. No puede haber españoles que tengan derecho a una Sanidad ejemplar y otros a una Sanidad «de segundo orden». ¿Quién puede marcar esa igualdad en algo básico en la salud de los españoles? Un ministerio único, con lo que sobran tantas Consejerías por toda España, cada una tratando el tema a su gusto o conveniencia. Por cierto, que el de la Salud tiene que ser un tema prioritario y el último al que afecten los recortes presupuestarios. Sabemos de Hospitales con «alas» cerradas, otros que recortan la jornada, otros donde no hay camas para muchos pacientes, habiendo plantas cerradas… Con la Salud, no se juega y parece ser que en algunos sitios se han empeñado en tomar ese tema como objeto de «recortes». Por supuesto que en unos y otros casos, hay que eliminar, de forma tajante, los «abusos» que se puedan estar cometiendo, pero como son los mínimos, ahí tiene el Gobierno que mande, sea el que sea, un capítulo donde ahorrar, eliminando la dualidad de funciones, con su carga de «ministros» regionales y su cohorte de directores generales, sus cargos intermedios, con sueldos, por lo general, altísimos.
¿Por qué no empezar por ahí, en lugar de congelar pensiones o asustar con recortes de tratamientos u horarios?