Se habrá dado cuenta el amable lector de que cada vez que se produce alguna noticia que afecta a determinado grupo, éste se encarga de poner en circulación otras que afectan a la Iglesia, como por ejemplo que pague el IBI por sus posesiones, liberando de ello a los templos de culto.
Este nuevo ataque a la Iglesia, sigue con la recomendación a todas las delegaciones locales del grupo en cuestión de que insten en sus Ayuntamientos a que se sumen a esta petición, demostrando no ya el furor con que se ataca a la Iglesia, sino un desconocimiento supino de lo que es la Iglesia. Trataríamos de recordar, porque son cosas que ellos saben, que, como recogemos en tantos capítulos de nuestras Efemérides, los solares para edificar cada iglesia antequerana, cada hospital, fueron donaciones hechas por los reyes o grandes familias para que la Iglesia pudiera desarrollar su actividad. Actividad que, como ocurría antes y sucede ahora mismo, no es sólo la del apostolado, sino una descomunal labor social que supone un «capotazo» a los gobiernos, sean los que sean. Así, si nos fijamos en la actividad de Cáritas, su labor es insuperable: buscan alimentos, ropas y dinero, para dar de comer a quien no tiene, para vestirlo, para que paguen la luz o el agua, o un plazo del alquiler o la hipoteca. Esto tendría que procurarlo el Estado a través del Gobierno que fuera, pero como no lo hacen, la Iglesia/Cáritas se encarga de hacerlo como puede usted comprobar acudiendo a su parroquia. ¿Y por esto tienen que pagar IBI, o por sus Colegios, o por sus centros de asistencia a mayores, a discapacitados, a abandonados?
A quien anima a pedir estas cosas –estamos seguros de que muchos miembros de esos grupos no estarán de acuerdo– les recordaríamos la lista de grupos políticos, sindicatos, asociaciones y entidades que tendrían que ir por delante a la hora de esos pagos, pues actúan en beneficio de sus componentes y no para toda la sociedad, como los centros de la Iglesia antes citados. Que recapaciten; que piensen si a lo mejor algún familiar suyo está siendo atendido en uno de esos centros eclesiales, beneficiándose de la labor de una Iglesia que no mira colores, sólo la necesidad de quien pide comida, ropa, atención o cuidados. Y una vez piensen en ello, que actúen.
¡Ah! Y no olviden señalar con su «cruz» el destino de la parte de su declaración de la Renta, piense si debe ir a ayudar esa labor fantástica de la Iglesia o debe ir a determinados colectivos que todos sabemos…
La Iglesia, hace años, recibía muchas ayudas oficiales hoy limitadas, salvo las muy elogiables que, por ejemplo la Junta de Andalucía destina a reconstruir edificios artísticos, además de religiosos. Salvo eso, que aplaudimos y que anima al turista a contemplar el Arte Andaluz, la poca ayuda que recibe puede venir de que usted no olvide poner la «cruz» en el sitio que ya sabe. A lo mejor mañana se alegra usted de ello, porque le venga a bien a usted o a cualquier familiar. ¿O está usted seguro absolutamente de que no será necesario?
Así, si nos fijamos en la actividad de Cáritas, su labor es insuperable: buscan alimentos, ropas y dinero, para dar…