El pasado miércoles, fue la Fiesta del Trabajo, antiguamente Fiesta de San José Obrero, para conmemorar importante logros del mundo del trabajo. Lamentablemente, esta Fiesta cada vez tiene menos celebrantes, pues cada vez hay menos trabajadores. Ya sobrepasan los 6.000.000 de parados, un porcentaje brutal en relación al número de españoles.
La OCU, Organización de Consumidores, señalaba que las mayores preocupaciones de los españoles están en el paro y en la financiación por parte de los financieros, tanto en lo referido a las pequeñas y medianas empresas, como a las familias, a pesar de las «inyecciones» que, con dinero de todos, hizo el Gobierno a los bancos, dinero que éstos aprovecharon, en muchos casos, para sanear sus cuentas y dar mayores beneficios a sus accionistas. Está claro que si cada vez las familias reciben menos dinero por la congelación o disminución de salarios y pensiones, mientras suben el IVA y otros impuestos, las familias no pueden «mover» la Economía, haciendo compras, que es como las PYMES obtienen su dinero y sus beneficios; ni las empresas, al trabajar menos, pueden crear más empleo que permita producir más y generar mayores ingresos para Hacienda y la Seguridad Social.
De sobra son conocidas las circunstancias con que el Gobierno de Rajoy se encontró la «cuentas del Estado» con déficit mucho mayores que los que recogían las cuentas y con la imposición europea de que lo primero era sanear esos déficit, lo que impedía al Gobierno cumplir su programa, programa que fue bendecido por los españoles que les votaron hasta otorgarles la mayoría absoluta. El caso es que Rajoy y su equipo financiero, se han tenido que dedicar a «apagar fuegos» más que a avivar la Economía, la creación de empleo, la riqueza, lo que le está valiendo el desencanto de muchos votantes, a los que no paran de azuzar los verdaderos causantes de la situación, mientras desde muchos sectores se pide que ya es hora de reorganizar la Administración a la que sobran Autonomías, cuyos resultados actuales (y sálvese quien pueda) no son más que ser un sitio de privilegio para enchufar a amigos y simpatizantes, y causar situaciones esperpénticas en la Sanidad, en la Enseñanza y similares.
Educación, Sanidad, Hacienda y otros sectores determinantes, deben ser únicos y administrados por el Gobierno y no por las Autonomías, a las que pueden concederse competencias en Fomento y algún apartado más, pero nunca, nunca, que haya 17 ministros de Hacienda, de Educación, de Viviendas, de Fomento, de Sanidad, de Cultura y Deportes, etcétera, etcétera, Y otro tema imprescindible es dejar a cero absoluto las subvenciones que se otorgan a los Partidos, a la Patronal, a los Sindicatos.
Ésas son las medidas que los españoles esperan ya como verdaderos remedios a la crisis, tras sufrir tanto deterioro en sus economías, que son las que forman la Economía Nacional. ¿Cuándo les toca a ellos?