sábado 23 noviembre 2024
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El orgullo de ser español: la Fiesta Nacional

Nuestro ilustre colaborador P. Antonio Ramos, se preguntaba la semana pasada, con motivo del Día de la Fiesta Nacional España, el Día del Pilar y de la Hispanidad, «¿Habrá que esperar a que la selección de fútbol, gane otro mundial para sentirnos orgullosos de pertenecer a este país, para poder decir sin miedo: ¡Viva España!? Una gran lección de unidad y de patriotismo, sin absurdos complejos infantiles, nos lo dan muchos de los países de nuestra querida América Latina. Ellos también celebran sus respectivos días nacionales, exaltando la unidad patria y rindiendo el honor y respeto que merecen su bandera y su nación».

Efectivamente, se puede comprobar con los Estados Unidos: el 4 de julio, un país, en cuya Constitución por cierto se habla de Dios y en cuya toma de declaración de los juicios se habla de «con la ayuda de Dios», y en cuyas iglesias, figura una bandera nacional en el altar mayor, lo celebran todos a una. Quizá ello ayude a que todos los americanos, que es como les gusta llamarse a sí mismos a los estadounidenses, por distintas que sean sus ideas, se sientan orgullosos de serlo. Aquí no. Ni mucho menos. Y es que, por desgracia, desde niños en nuestras escuelas de todo signo, no se tiene en cuenta comunicar a los niños el pasado español, incomparable por el descubrimiento de América, por lo que fue en todo el mundo –»En mis dominios no se pone el sol», presumía Felipe II–, la importancia de nuestras figuras inigualables en todo el mundo en los Descubridores, el Arte, la Ciencia. Y los niños se crían en esa atonía hacia nuestros símbolos y nuestras fiestas, porque además, hay quien se empeña en identificar los signos o el afecto por la Patria con determinada ideología reciente, cuando viene de mucho antes. Citemos un ejemplo: el escudo del águila, vilipendiado por los «modernos» lo idearon los Reyes Católicos, incluyendo el águila que representaba a San Juan, los cuarteles con los símbolos de los cuatro grandes reinos que dieron lugar a la formación de España –Castilla, León, Aragón y Navarra—al que añadieron la «granada» del primitivo Reino de Granada, el yugo de «Isabel» y las flechas de «Fernando», los Reyes Católicos…

A lo largo de su historia, España no es, ni ha sido, un gobernante o un gobierno del sentido que sea; España es esta tierra donde nacimos y a la que, con frecuencia, renunciamos, y pueden más quienes se han empeñado en que «pasemos» de Fiesta Nacional, de banderas, de escudos, que los muchísimos más españoles que, independientemente de nuestro credo o ideología, nos sentimos orgullosos de haber nacido en España y, como decía nuestro citado colaborador, soñamos con un día en el que no tengamos reparo en manifestar nuestro aprecio a España y a sus símbolos, sin que nos tachen de nada más que… presumir de ser españoles.

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