El pasado domingo, El Sol de Antequera, cumplía 95 años. Noventa y cinco años, manteniendo las ideas fundacionales de quienes comprendieron la importancia que tenía un periódico por y para los antequeranos; noventa y cinco años, tratando siempre de servir a Antequera, quizá para corregir la pertinaz ignorancia en que por envidia, por dejadez, por ignorar los más elementales principios del Periodismo, la tienen sometida otros medios.
Medios que ignoran lo que es la equidad informativa, medios que se dejan guiar por las “contraprestaciones” o que, a pesar de ellas, con algún caso flagrante bien reciente, ignoran que estamos aquí, minimizan lo que aquí logra el Ayuntamiento en situaciones terribles en lo que a economía se refiere, como ignoran los grandes actos culturales, deportivos, religiosos, de que Antequera es escenario.
Fieles a ese empeño de nuestros fundadores, no se limita hoy “El Sol” a su edición normal, impresa, sino que abre esa información a todo el mundo, con textos, fotografías e imágenes filmadas, en su edición informática, que alcanza cotas increíbles de audiencia que muchos ni nos reconocen, ni saben aprovechar para utilizarla, salvo en contados casos de empresas bien dirigidas, pujantes y al día, como vehículo soporte publicitario, sin darse cuenta quizá de que es un medio en expansión, y si no, que miren quiénes se anuncian, quiénes, no.
Pero ese detalle, que otros medios responden a quienes ayer lisonjeaban y hoy atacan sin piedad, al desaparecer los apoyos publicitarios habituales, sometidos sin duda a la “censura” de nuestros tiempos, no los tenemos en cuenta, y seguimos fieles, quizá porque no hay mal que cien años dure, quizá porque esperamos un simple acto de justicia.
Hoy, como en tantas ocasiones de nuestra dilatada existencia, hay personas, entidades, organismos, que nos mantienen su apoyo; contrarrestan, con creces, la ignorancia, el fanatismo, la estupidez de otros frágiles de memorias, que olvidan el papel que tuvo “El Sol” –recalcamos “El Sol” y no quienes lo componemos hoy en día– ya como miembros fundacionales, ya como algo que durante casi un siglo venimos recogiendo las crónicas de sus actuaciones.
Esas cosas, esas actuaciones que nos duelen, se ven contrarrestadas por la generosidad de nuestros lectores, por los reconocimientos inmerecidos, porque cumplir con nuestra obligación no merece ningún premio, de quienes nos hicieron la PRIMERA Institución Predilecta de la Ciudad de Antequera, por quienes a través de cualquier medio, nos hacen llegar su apoyo.
En él nos basamos, y en la esperanza de que, simplemente, nos comprendan, para seguir en busca de esos CIEN AÑOS, que tenemos ahí a la vuelta de la esquina. Contando con la ayuda de Dios, la generosidad y fidelidad de nuestros lectores y anunciantes, de nuestros colaboradores y de las instituciones y de quienes nos niegan el pan y la sal que nos corresponde en justicia.