sábado 28 junio 2025
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El sueño de un país y una vida en positivo

Viajamos este miércoles 21 de noviembre a Madrid de cara a la exposición de Cristóbal Toral, donde pudimos ver tres enfoques de la vida. El primero, el del artista, el genio, quien creció sin nada, en el entorno de la pobreza de la España de la Posguerra y de la Dictadura, quien antepuso su pasión por el Arte ante cualquier adversidad, consiguiendo hoy ser un pintor universal, con humildad, sin creerse de lo mejor de la pintura española, aunque lo sea, y recordando su infancia y valorando lo que le ha costado llegar a donde se encuentra hoy.

 

Por otra parte, leíamos a Manuel Vicent (que aportará un artículo a la muestra de Toral) quien con el título de “Líderes: Existen dos Españas, no la de derechas o de izquierdas, sino la de los políticos nefastos y la de los ciudadanos con talento”, nos hacía reflexionar de lo que pasa en nuestro alrededor. 

 

Así, en “El País” argumentaba: “Por organismos internacionales de toda solvencia España ha sido declarado el mejor país del mundo para nacer, el más sociable para vivir y el más seguro para viajar solos sin peligro por todo su territorio. Según The Economist, nuestro nivel democrático está muy por encima de Bélgica, Francia e Italia”. 

 

Todo “pese al masoquismo antropológico de los españoles, este país es líder mundial en donación y trasplantes de órganos, en fecundación asistida, en sistemas de detección precoz del cáncer, en protección sanitaria universal gratuita, en esperanza de vida solo detrás de Japón, en robótica social, en energía eólica, en producción editorial, en conservación marítima, en tratamiento de aguas, en energías limpias, en playas con bandera azul, en construcción de grandes infraestructuras ferroviarias de alta velocidad y en una empresa textil que se estudia en todas las escuelas de negocios del extranjero”.

 

Pero, pese a todo, concluye diciendo: “Todo esto demuestra que en realidad existen dos Españas, no la de derechas o de izquierdas, sino la de los políticos nefastos y líderes de opinión bocazas que gritan, crispan, se insultan y chapotean en el estercolero y la de los ciudadanos con talento que cumplen con su deber, trabajan y callan”.

 

Su artículo lo leemos en el último rifirrafe en el Congreso de los Diputados, donde su presidenta, Ana Pastor, argumentó: “Ésta es la casa de la palabra, pero la palabra no se puede utilizar por ninguno para insultar”.

 

Todo porque dentro de 100 años cuando el futuro lea los diarios de sesiones no confundan lo que se dice con lo que se vive: “Esta generación, que posiblemente tuviéramos que representar lo mejor de la historia de España, después de estos 40 años de Democracia, estamos demostrando especialmente en el pleno del miércoles, que no utilizamos bien la palabra que nos han dado los españoles para representarles y no utilizamos tampoco no modo de estar, porque no solo hay insultos verbales en este hemiciclo, hay falta de respeto…”.

 

Para terminar, como bien dice la otra Ana Pastor, la periodista: “Estos son los datos y solo suyas son las conclusiones”.

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