Satisface a algunos, a otros no tanto, la programación de la Feria de Primavera 2016 que cuenta con el regalo de un tiempo bueno, propio de estas fechas del año, pero con el castigo para muchos antequeranos de comprobar que coinciden sus fechas con las de los exámenes finales, selectividad y todo eso, lo que va a impedir a ese grupo que anima las fiestas, disfrutar de esta especie de receso en la vida diaria local, de este pasar del tiempo frío, ventoso y desagradable, al propio de la primavera, con su ambiente especial, sus luces, sus flores, su alegría. Pero como eso es lo que hay, pues es lo que hay que disfrutar lo mejor que se pueda…
Interesantes las exposiciones del Recinto Ferial, en las que, por fuerza, hay que destacar la colaboración de “Sabor a Málaga” y la Diputación Provincial en diversos actos de la Feria, destacando la carpa de “Sabor a Málaga” que nos trae productos de la provincia desde aceites a vinos, pasando por mieles, quesos y embutidos, mermeladas y otros, de la misma forma que nos imaginamos llevará productos antequeranos a otras Ferias y Muestras.
Sigue gustando lo relacionado con el mundo de la Cabra Malagueña, que va ya por su vigésimo séptimo Concurso Subasta Nacional y por el noveno de Producción, aparte entusiasmar a muchos niños que se acercan a algo que no tiene a su alcance el resto del año como es el “estar con las cabritas”, en un acercamiento al mundo de la Naturaleza, siempre interesante.
El espíritu comercial de la Feria lo ha removido y promovido la Asociación de Jóvenes Empresarios, con la idea de animar a los jóvenes a moverse en ese ambiente del mundo de los negocios.
Y para la juventud, sobre todo, disfrute con las actuaciones musicales de figuras muy conocidas entre los jóvenes que disfrutaron a lo grande desde el jueves, y todos los días en las Casetas instaladas en el Recinto Ferial y en el centro urbano en los sitios de costumbre, convertidas en el punto de reunión de familias y grupos de amigos, disfrutando de unas horas distintas, charlando con esos amigos y familiares que vienen expresamente para disfrutar de su tierra en tan distintos días como los de la Feria, al tiempo que se colabora con la Cofradías, que dedican horas y horas a preparar la Caseta, a adornarla, y a confeccionar esas “cartas” deliciosas de productos para degustar, especialmente a la hora del almuerzo.
Y como tantas veces, surgirán los reencuentros entre amigos de la niñez a los que la vida fue separando, se echarán de menos “aquellos tiempos” y las formas distintas, sencillas pero entrañables, de vivir la Feria, con los desfiles de gigantes y cabezudos, las “dianas” de la Banda de Música, la iluminación de las calles, la Alameda y el Paseo, los vendedores ambulantes de camarones con su profundo olor a mar, o las casetas que vendían, calle Estepa, La Alameda, turrones, golosinas, juguetillos muy sencillos que adoraban los niños de entonces –camiones, caballos, toritos, muñecas…– y los comentarios de la Corrida de Feria, y las figuras que venían, atrayendo a muchos visitantes…
Bueno, pues a ¡disfrutar de las horas que nos quedan de Feria!