Que sí, que no están los tiempos para dispendios, que hay muchos problemas en que nos han metido… quienes nos han metido: que si la burbuja inmobiliaria, que si sufragar las pérdidas de los bancos, que si financiar los desarrollos energéticos, que si las regiones privilegiadas… Y nosotros aquí, aguantándolo todo. ¿Escondemos la cabeza como los avestruces? ¡No!, pero nuestro refranero –¡el del titular lo recoge nada menos que Pedro Espinosa!– es sabio por viejo y nos invita a no seguirnos quejando, a no hacer caso a quien pretende seguir engañándonos, sino a mirar lo que hacen, muchas veces por su cuenta, quienes no están sufriendo las crisis que afecta a todos, pero no a todos de la misma manera. La solución es bien simple: trabajar, trabajar, trabajar; consumir español, español, español, y, en tanto en cuanto se pueda, antequerano, antequerano, antequerano o todo lo más, andaluz. El razonamiento es bien simple: trabajando, se genera riqueza; con subvenciones al paro, no; y no pedimos que se quiten estas subvenciones a quien realmente las necesita, sino que se intente crear puestos de trabajo con ellas, que se produzca. Consumir lo nuestro, es dar vida aquí, y no en tan lejanos países extranjeros, donde hace mucha menos falta que a nuestros vecinos labradores, industriales, fabricantes, comerciantes…
Los que exponemos a vuela pluma, podrían ser buenos temas de conversación para estos días, donde mejor se charla: sentados, mientras brindamos con una cerveza o un vino –andaluces, por supuesto– o tomamos una buena tapa –de nuestra tierra, claro–; mientras las reuniones que a diario mantenemos para quejarnos o criticar a quien creemos se lo tiene merecido –quien sea responsable de lo que pasa– las hacemos en un ambiente crispado; en la Feria, ese ambiente se vuelve más distendido, y es el sitio ideal para dejar de quejarnos y ver qué se puede hacer ENTRE TODOS, porque esto no es cosa de unos o de otros; es de TODOS.
Pues para eso es ideal la Feria: para olvidarnos un rato de problemas, o para verlos, si se quiere, desde otro prisma, el que hace las cosas más fáciles, o más asequibles, o facilita formas de ver las cosas que nos unan en lugar de separarnos; que salgamos con ganas, con fuerzas, a acometer el panorama que tenemos por delante. Nos vuelve a surgir, sin querer, aquella frase del gran Kennedy, cuando decía a sus compatriotas «No preguntéis qué puede hacer América por vosotros, sino qué podéis hacer vosotros por América». Reflexionemos sobre el sentido, sobre el contenido de esa frase, y veremos más próximo el acuerdo. Y si, de paso, soltamos el pesado lastre de la rutina de cada día, los agobios y las prisas de nuestras jornadas… y los estudiantes se toman un respirito para acopiar fuerzas para los inminentes exámenes, pues mejor que mejor.
Tenemos toros –¡qué corridón, se anuncia!–, tenemos bailes y tenemos casetas cofrades por toda la ciudad y en el real. Y tenemos «cacharritos» para todo el mundo. Vamos, que, por malas que estén las cosas, ¡carpe diem, tenemos aquí la Feria!