La firma del Pacto de Antequera el 4 de diciembre de 1978, queda como ejemplo similar al de la redacción de nuestra Constitución: todos los partidos del arco parlamentario, se pusieron de acuerdo, dejaron atrás apetencias personales para fijarlo todo, llenos de imparcialidad, para que a todos convenciera, para que fuera aprobada por una mayoría en la que se basa su continuidad, tras rendir los beneficios que se esperaban.
Pues el próximo miércoles vamos a poder comprobar si todo el tiempo transcurrido desde las elecciones ha servido para algo. Y todo debido a que el PP, a la vista de lo que pasó en Andalucía y en Madrid, donde triunfaron sus candidatos, pero no sirvió para nada por culpa de otros grupos que se unieron para sumar más votos y la decisión de una mayoría no sirvió para nada ante las matemáticas de los pactos, fijó sus ideales en un gran pacto que incluía a “Ciudadanos” y a “PSOE” como partidos, los tres, que fijaban su prioridad en mantener la unión de España, sin aventuras independentistas como otros grupos contemplan siguiendo objetivos que buscan la división nacional.
“Ciudadanos” se mostró dispuesto a ello, pero no así el PSOE. O mejor dicho, el candidato socialista, que no escucha ni a grandes cargos de su grupo, figuras como la presidenta de la Junta, o altos cargos históricos como Felipe González y Alfonso Guerra, que le daban un tirón de orejas a esas apetencias personales que incluían un flirteo con grupos que se salen “de lo normal”, y conscientes de que son imprescindibles para esas apetencias se mantienen firmes en lo que casi todo el mundo considera una barbaridad y desde luego muy peligroso para España, tanto dentro –empresarios, grandes firmas extranjeras establecidas en España, y un largo etcétera– como fuera, como demuestran las advertencias que nos llegan de esa Europa de la que dependemos en tantas cosas.
De aquí al día 2, el señor Sánchez de pensar qué le conviene a España y a su propio partido incluso, porque la división entre partidarios de que se unan a unos u otros, puede derivar en una escisión por quienes consideran que habiendo sido los grandes perdedores de las pasadas elecciones con el peor resultado de su historia, puede llevar al PSOE a un puesto peor… incluso. ¿Prevalecerá en el candidato socialista su egoísmo personal o al fin caerá en la cuenta de lo que hay en juego, de los dos modelos de España que se ofrecen?
Y por supuesto que hay que acabar tajantemente con esa vergonzosa corrupción que llevó a dimitir a una gran política como Esperanza Aguirre, ejemplo que no siguieron otros altos cargos del mismo grupo que deberían haber sido coherentes con su responsabilidad, y siguen como si nada, pero eso se hará, o se debe hacer después, limpiando a fondo los partidos para que no quede ni la menor sospecha.
Total que ¡ojalá conocieran el caso del Pacto de Antequera, que será protagonista de las emisiones de Canal Sur el próximo día 28!