Otra vez Europa dando lecciones y consejos, insatisfecha con lo que estamos soportando muchos españoles por culpa de quienes han consentido los dislates bancarios, el enriquecimiento de los canallas que se llevan fuera el dinero, el pavoroso robo de tanta gente, la puerta abierta a tanto enchufado en premio a sus “servicios” y todas las lindezas por el estilo.
Como soportamos estoicamente que se ayude a los bancos que nos tienen fritos, que no dan préstamos pero sí regalan sueldos espantosos –pero espantosos de verdad–a ex directivos, ex políticos, partidos, sindicatos, creando “agujeros” que el Gobierno se equivocó, al “tapar” con las ayudas europeas que se anotan en nuestras deudas y que iremos pagando poco a poco. Pues no contentos con eso, ahora Europa exige más “recortes en las pensiones”, en la medicina… Nos imaginamos que si el señor Rajoy mira con ojos abiertos al futuro de aquí a dos años, tendrá mucho cuidado con lo que hace, porque antes de tocar las medicinas –sustituidas por unos genéricos que tienen el estómago revuelto a media España por sus componentes–, de tocar a los pensionistas inermes ante estos ataques, le echará lo que hay que echarle al tema y suprimirá, de una puñetera vez, tanto enchufe, tanta Consejería inútil, tanta duplicidad en la Educación, la Sanidad, Fomento y más, devolviendo a sus “beneficiados”, que no beneficiarios, a donde estaban antes de pasar a cobrar lo que cobran.
Eliminando todo eso, dejando las Autonomías, pero en competencias mucho menores y reforzando el papel de los Ministerios NACIONALES que tengan que dirigir una Sanidad igual para todos, una Educación igual para todos, y tantas cosas iguales para todos, verá el Gobierno cómo baja el déficit, porque se supone que no se crearán más parados con esos responsables autonómicos, pues éstos deberían ser personas con carrera, que pueden volver a sus profesiones y oficios. Vigile el Gobierno las deudas de los clubes de fútbol con la Seguridad Social o Hacienda, o la burrada indecente que cobran algunos futbolistas extranjeros –sobre todo–.
Échele nuestro Gobierno valor y corte por lo sano, tanto abuso, tanto inútil como anda por ahí; reduzca el Congreso, el Senado –donde todos dicen lo que manda su jefe de filas– y déjenos en paz a quienes soportamos y soportamos, casi siempre en silencio, en lugar de sumarnos a los escraches o como se llame eso que tan nerviosos les pone.
Hay cosas con las que no se puede jugar: la salud, la medicina, los hospitales, la educación, la investigación, la ayuda a quienes quieren trabajar para crear puestos de trabajo, para cotizar a la Seguridad Social y a Hacienda, los pensionistas, que ahora tienen que cargar –por culpa de Alí Babá y los cuarenta (mil) banqueros y políticos– con tanto robo, con tanto cara dura, que ha hecho cambiar el sentido de el “Del Rey abajo, ninguno”, en tiempos de Alfonso XI o de Zorrilla, para transformarse, en la actualidad, PRESUNTAMENTE, en un… “(De la casa) del Rey, abajo, todo el mundo”.
Asústese menos el Gobierno con las recomendaciones de Aznar, y haga lo que sabe que tiene que hacer.
