En unos tiempos donde la admiración y reconocimiento a las personas no es una de nuestras mejores virtudes, que alguien cumpla 50 años en un sitio, es algo muy poco dado. Se trata de Isabel Ríos Clavijo, Isa Ríos, la fiel camarera de la Virgen de la Vera Cruz. El sábado 4 de junio se promovió un homenaje en forma de misa de acción de gracias y reconocimientos como camarera de honor de la Madre de los Estudiantes.
A los jóvenes cofrades habría que hablarles de las personas que dan vida a las hermandades. El problema radica en que, más de lo que debiera, cuando alguien deja una cofradía, se le destierra, se borra su presencia, su trabajo, su tiempo, su vida a ella… Y eso que somos cristianos. Porque cualquier cofrade, se supone que se desvive por la hermandad a la que rinde devoción a sus titulares. Otra cosa pueden ser sus resultados… Pero eso es otro tema.
Pues raro es el caso de Isa, que se mantiene, o mejor dicho, la anima hermano mayor tras hermano mayor, a que siga desempañando su cargo. Y que así sea mientras que Ella le dé fuerzas. (Por cierto, detallazo del actual hermano mayor de pedir que le entregaran el título todos los hemanos mayores presentes).
¿Y quién es Isa? En recientes Especiales de Semana Santa hemos aportado todos los datos de cómo han sido estos 50 años. Pero hoy toca hablar más de ella en sí. En San Francisco hay muchos tesoros: la histórica devoción de sus antiquísimas imágenes titulares, las crónicas de lo que se vivió en su interior con aquellas procesiones al Cerro de la Cruz y lo que se empezó a forjar en 1960 y ha conseguido alcanzar 62 años después.
Quienes han sido hermanacos, penitentes o devotos, siempre habrán visto a una señora callada, sin llamar la atención que se encargaba de dale lo mejor a la Virgen del barrio franciscano.
Tuvo que ir por jarrones, flores, coronas y mantos prestados porque no los tenía la Virgen de la Vera Cruz. Luego vinieron esas estrellas que formaron su primer mantol. El tiempo iba consiguiendo el objetivo: recuperar la devoción perdida.
Ha tenido a los mejores vestidores de la tierra, a las mejores compañeras de viaje, las otras camareras estudiantiles, a Nati, y ese grupo de colaboradoras que han creado una devoción arraigada con Vivi como esperanza del mañana.
Consiguió gracias a ese ímpetu joven, tener hasta palio, sayas y nuevos bordados. Pero, ¿saben cuál es el mejor tesoro de la Madre de los Estudiantes? Lo que guarda a sus pies: cruces, medallas, ecografías, flores, estampas, fotografías… señal de las raíces de una devoción de la que Isa ha sido la artífice.
¿Y qué es una camarera? La que sirve de puente entre los devotos y Ella, la Madre, la Virgen de la Vera Cruz. 50 años dan para mucho y a ella le ha tocado sufrir, perder a familiares, amigos íntimos, personajes de la Cofradía… pero ella siempre estuvo a la vera de la Cruz que supone la Virgen, su Virgen.
Un gran corazón tiene que tener porque Ella no ha permitido que le quiten su cometido. Y este sábado, se le reconoció públicamente el cariño de su familia de sangre y la del sentimiento cofrade.
Al verlas a las dos juntas, quedó claro que María es la Madre de los Estudiantes; e Isa es la madre de los Estudiantes. La mayúscula siempre para Ella, pero esa fe se ha conseguido gracias a esa mujer que ha sabido, con paciencia y fe, lograr una devoción callada hacia la Virgen, que va formando unas grandes raíces que van creciendo.
Gracias, Isa, por estos primeros 50 años. Una vida que te incluye en ese estilo antequerano del que todos presumimos, pero muy pocos comparten sus excelencias, como es esta mujer que siempre tiene a la vera, a esa dulce advocación mariana de la bendita banda verde. Una mujer en MAYÚSCULAS que le da sentido a todo lo que se da por ella. ¡Gracias y…! ¿Cómo te gusta más Isa…?