Si nos permiten el símil, la Política en España está divorciada. Vivimos una confrontación que la podemos comparar cuando un matrimonio se divorcia por las malas. Nos referimos a los casos en los que ponen todas las herramientas para fastidiar al otro, tengan o no razón.
Menos mal que no todos los divorcios y separaciones son así, pero los más sonados sí lo son, como pasa en la España del PP y la España del PSOE, o la del PSOE y el PP, vaya que se moleste alguno.
Siguiendo con las comparaciones, estas dos Españas, es como cuando el marido o la mujer, la mujer o el marido, tienen hijos y, o estás conmigo, o estás contra mí. Los familiares, los amigos, los colectivos o sitios donde ibas, tienen que posicionarse también con uno, o con otro. No pueden seguir llevándose bien con los dos. Todo esto afecta a las relaciones de las personas con sus ámbitos. Y claro, hoy vamos a lo fácil. Pocos se sientan, les miran y les dicen: No tienes razón en esto. En lo otro, sí; pero en esto, no.
Y qué decir cuando hay hijos de por medio. Algunos pueden incluso a llevar a los pequeños a romper su relación con el otro. Y se empeora la situación con momentos insostenibles, imposibles de llevar.
Pues consideramos que en los últimos tiempos, el PP y el PSOE, el PSOE y el PP, hacen lo mismo en muchos casos. Destruyen todo lo que uno hace o puede alcanzar. Y no sólo eso, sino que lo extrapolan a su alrededor: resto de partidos políticos, colectivos, organismos, situaciones del día a día, o estás con uno o estás contra mí.
Por eso hoy ya no viene un presidente, una ministra, un presidente de la Diputación, un diputado, una consejera, un alcalde o una concejal. Lo hace la persona que milita en tal partido. De ahí, esas disputas que llevan a la crispación generalizada.
Llevando el tema a nuestra ciudad, podemos poner el ejemplo de la concentración del domingo. Lean lo que expone uno y otro. ¿Quién lleva la razón? ¿Complicado, verdad? Así pasa muchas veces. Ejemplos. Los Presupuestos de la Junta de Andalucía. El PP, que magníficos, el PSOE que todo lo contrario.
¿Pero qué nos pasa? ¿No pueden ponerse de acuerdo? ¿No buscan todos lo mejor para los vecinos? ¿No comprenden que esa sensación llega a todos los ámbitos de la sociedad?
En fin, no es la primera vez que exponemos algo parecido. Pero esto no cambia. Y parece va para peor. ¿O creen que tras la promesa de su cargo del presidente Pedro Sánchez esto ha terminado? Creemos que no. Que seguirán peleándose. Unos intentarán gobernar, otros hacer oposición. Surgirán problemas en otras administraciones, y de nuevo se empezará a un estado de legitimización y todo lo contrario.
No aprendemos, parece que gusta esta situación. Mientras, se preguntan los expertos y estudiosos, por qué vota más o menos gente en unas elecciones.
Si el “matrimonio” no funciona, habrá que analizar por qué ha sido y cómo se puede mejorar, evitar o cambiar. Si ambas partes deciden separar su caminos, que no obstaculicen el de uno o el de otro.
Mientras, muchas familias siguen con la preocupación de cómo llegar a final de mes, de esa enfermedad que les atormenta, de la soledad o de las necesidades básicas. Ahí surgen otras dos Españas: la de los congresos y la del hogar de cada uno. ¡Dejen de conflictos y hagan el papel que les corresponde!
