Ver cualquier programa o tertulia dedicados a la situación de España, es mosquearse con la clase política en general, ante las denuncias que los unos hacen contra los otros y viceversa. Cada cual pretende hundir al contrario a base de denunciar situaciones, casi siempre relacionadas con «favores económicos», «sobres con dinero ‘negro’», «enchufes de compañeros», y millones de euros «aprovechados» por algunos malos políticos, con tal lujo de detalles y sin respuestas de los denunciados, que nos hace pensar que algo habrá de cierto, cuando quienes acusan no están en el Juzgado por falsedad. Valgan de ejemplo, los bienes que posee una alto cargo del PSOE –hace nada telefonista de la sede central– su enriquecimiento a base de crear inmobiliarias que van contra lo que reclama a voz en grito, o los sobresueldos cobrados por un antiguo presidente popular, o las actuaciones de un político andaluz en su pueblo, a lo que añadiríamos lo curioso de la fiebre en hacer carriles bicis en toda Andalucía, cuando aquí no sirven, tras invertir una millonada en hacer los carriles y comprar bicicletas que deben estar en algún sitio, pero que no se ven por ningún lado. O las actuaciones determinado alcalde asaltando supermercados o invadiendo fincas militares, con total impunidad, lo que algún día puede tener feas consecuencias que nadie quiere.
A todos ellos nuestro respeto, pero a los denunciados nuestro repudio e indignación ante el hecho de que a pesar de los datos ofrecidos por los denunciantes…
Naturalmente, hay políticos honrados, con verdadera vocación de servir a los demás, o amor a sus Partidos. A todos ellos nuestro respeto, pero a los denunciados nuestro repudio e indignación ante el hecho de que a pesar de los datos ofrecidos por los denunciantes –a ver si logran hacerse con un libro que acaba de publicar un redactor de «Abc» y verán lo que es bueno– la Justicia no haya actuado con rapidez y contundencia obligando a devolver todo lo que «se llevaron» pues dicen que son millones de euros pagados por todos los españoles contra nuestro gusto, y recuperados para el Estado a base de subir impuestos o hacer recortes. Si los políticos quieren que los españoles crean en ellos, tienen una oportunidad espléndida, denunciando a quien sea y caiga quien caiga.
Otro tema del momento sería la reforma educativa, que es necesaria, imprescindible por motivos evidentes: estamos a la cola de la formación universitaria europea.
Y un ejemplo, jocoso si no fuera tan triste: lean los mensajes que salen en cualquier programa de televisión, y observarán su ortografía, su redacción. Sentimos auténtica vergüenza y estamos seguros de que los profesores –de los que excluimos a algún «ejemplar» que hace que comprendamos lo que pasa pues si ellos son los encargados de enseñar, se entiende todo– se esforzarán por educar adecuadamente, pero sería necesario que las autoridades vigilaran los resultados y el que no sepa enseñar, que se vaya y deje paso a esos buenos profesores en paro que lo que quieren es enseñar y no predicar ideas revolucionaras, antirreligiosas, y cosas por el estilo.
