En una de las entrevistas del inminente Especial de Semana Santa, conversamos con el periodista Víctor García Rayo que dejó una antológica reflexión cuando se preguntaba dónde está Dios en la Semana Santa y el mundo cofrade de hoy.
Una reflexión que nos viene a la cabeza cuando en los últimos tiempos, vemos la escasez de miembros de otras cofradías en los cultos de las hermandades agrupadas o Gloria. ¡Qué tiempos aquellos de todos con todas y todas con todos! De las tertulias tras los cultos cuaresmales, en las copas tras las misas…
Una frase que nos llega al momento de escribir estas líneas cuando percibimos el gran esfuerzo den montar altares dignísimos, donde nos preguntamos cómo les llega a los devotos. Y en ellos, una quizá necesidad de acercamiento de las imágenes al devoto. Hace 75 años, hace 50, incluso hace 25 años… ¿sabían que las cofradías promovían besapiés y besamanos a las imágenes el último día de sus cultos? ¿No sería algo a recuperar? ¿No están los pies y manos benditas, desgastadas de tanto besarlas y darles gracias? Que no se toquen las manos, sólo cuando se estropean como ha pasado este año en una cofradía. ¡Las manos de la Madre, los pies del Hijo, están para que el pueblo los venere!
¿Qué exageramos? ¿Estuvieron el sábado pasado en el vía crucis del Nazareno? Creemos que ni la propia cofradía esperaba tal respuesta. Sin incienso desmedido, sin adornos en exceso, con la simplicidad que tuvo que ser el camino al Calvario, el Nazareno fue a visitar a los enfermos que no tienen fuerza para asomarse a la bendita ventanita. Paró ante las puertas de las antiguas casas donde un abuela lleva años encamada. Hizo salir a ese abuelo que olvidó que fue hermanaco, pero al ver su rostro, lo recordó por unos instantes. Unió tres generaciones ante Él… ¿Dónde está Dios, don Víctor? En Antequera lo acariciamos, lo sentimos el sábado 22 de marzo ¡bendito día!
Seguro que la Cofradía del Socorro habrá pensado en propover que este tipo de acto público se repita. Y ojalá en breve, sintamos lo mismo con… ¿se imaginan al Rescate por Miraflores o al Caído por Santiago o al Mayor Dolor por las Peñuelas?
Quizá la procesión extraordinaria que la nueva evangelización pide sean estos vía crucis, sin más exceso que el de la devoción. Fue una auténtica manifestación popular de fe.
Ante ello, a nuestras cofradías, que con tanto esmero han preparado este año y más tras el lluvioso de 2024, recordarles que más allá de bandas, de cumplir horarios, de cuerpos procesionales, de vítores, mecidas imposibles y estrenos… en la calle, a pie de acera, en su casa, en un balcón, en un zaguán, habrá más de una persona que necesite sentir dónde está Dios.
Quizá llega el momento, de cambiar los recorridos oficiales para que cofradías de barrio o alejadas del centro, puedan visitar a las personas que le mantienen su devoción cuando no hay Semana Santa, bandas, vegas ni tanta gente en la calle. Ahí estará Dios… como junto a esa lamparita con luz roja que nos muestran los veces demasiados solitarios sagrarios.
Quizá aquí está la formación innata que deberían de tener los cofrades. La de abrir las puertas para besar las manos, acariciar los pies, de esas imágenes que bendicen cada hogar de todos los barrios de esta amplia y variedad ciudad donde Dios está presente, en un mundo cada vez más ausente y oscuro.