Durante el confinamiento, en plena guerra con el dichoso virus, todos vaticinábamos un mundo mejor, una vez lo superásemos. Pero antes había que conseguir la vacuna que vino mucho antes de lo que esperan alguna parecida, los enfermos de alzheimer, esclerosis múltiple o de cáncer.
Recurriendo a frases utilizadas en varios contextos, nos quedamos con: “Cada día me miro en el espejo y me pregunto: Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?. Si la respuesta es “No” durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo”, decía Steve Jobs.
Profundizando en la filosofía: “Las cosas no cambian; cambiamos nosotros”, citaba Henry David Thoreau. “Las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que tienen para cambiar las cosas”, exponía Paulo Coelho. O “Si no te gusta algo, cámbialo. Si no puedes cambiarlo, cambia de actitud”, dijo Maya Angelou.
En nuestro día a día podemos diferenciar dos mundos: lo que se ve y percibe y lo que pasa sin darnos cuenta. Hoy no hay diferentes formar de ver y entender la vida: o estás conmigo o estás contra mí.
También hay una tendencia cada vez más utilizada: decir lo que quieres escuchar, pero sentir y hacer todo lo contrario. En un año como el 2021, si no sabemos con certeza el número de fallecidos, el origen de esta pandemia, las secuelas de los efectos secundarios, quiénes deciden por todos… ¿estamos avanzando o no en libertades?
Se está perdiendo el espíritu crítico, los valores y la razón de ser de profesiones liberales en las que se surgió la sociedad de hoy. ¿Qué nos pasa? El no regalarte el oído te puede llevar a ser despreciado, desterrado y pisoteado.
Mucho se habla de protección de datos, fuentes oficiales, interés general, pero poco de la libertad de expresión, el respeto a los demás y la necesidad y obligación de responder a lo que se pregunta.
Si ha llegado a esta parte del editorial, le preguntamos: conforme pasan lo años, ¿se escuda más y mejor en colectivos o cada vez busca decisiones personales sin tener en cuenta a los demás?
Por otro lado, cuando ve una injusticia, ¿busca cómo ayudar, o mira para otro lado? Si tiene posibilidad de exponer su opinión públicamente, ¿lo hace solo para criticar y cuestionar al rival, o para compartir gestos positivos y reconocer las cosas buenas?
Las respuestas son suyas, no hace falta que las comparta, pero piense, reflexione, esta noche antes de volver a la cama. Y cuando despierte, ¡habrá mejor noticia; compártala!
Seguramente serán los efectos de las vacunas, la de la COVID, que entran en nuestro cuerpo y nos están llevando a un mundo cada vez más egoísta y donde se va extinguiendo el sentido común y el vivir en paz.
No tendremos wifi, ni se nos pegará un tenedor, ni recibiremos mensajes a nuestro subconsciente… pero estamos volviendo a un mundo donde se nos olvidan las cifras, el problemas de los demás, y no caemos en que estamos sembrando el mañana, el mundo de nuestros hijos.
Para terminar, cuando pasen otros cuantos días, pasarán los efectos de las vacunas, alguien ofrecerá datos certeros, reconocerá que se equivocó en varias gestiones y acertó en otras. Porque si continuamos con esta forma de proceder: este mundo se extinguirá. No hace mucho, 24 años, salimos a la calle, unidos por Miguel Ángel Blanco. ¿Qué fue del espíritu de libertad, reivindicación y unión?