Nos reconocemos los más incultos del mundo, los que más errores cometemos y todo eso, y, en consecuencia los menos indicados para destacar errores de otros, pero es que lo de alguna ministra del Gobierno de España, o alguien próximo al mismo, ya es pasarse.
Primero, fue aquello de «miembros y miembras», que quisieron justificar quienes pretendían señalar como obsoleto hacer caso al diccionario de la RAE; luego fue lo de «ciudadanos y ciudadanas», cuando, a pesar de nuestra ignorancia, al decir primero «ciudadanos», se incluye a las «ciudadanas», aunque sí podía decirse correctamente, si se quiere dar a la mujer su papel tantas veces reivindicado, «ciudadanas y ciudadanos», que sería correcto, al decirlo cortésmente, citando primero a la mujer, que es lo que nos enseñaron en nuestros Colegios a los que vivimos esta edad y a quienes cometen tales atentados contra la Lengua.
Y, por si fuera poco, a una ministra, se le escapa el otro día lo de «cónyugues» en lugar del «cónyuges», que dice el diccionario. Y el ínclito presidente de la Generalidad, nuestro «paisano Montilla», va y suelta un «contra más votos obtengamos…» por el gramaticalmente correcto «cuantos más votos obtengamos», como todo el mundo sabe.
Que hablando en público cualquiera comete un desliz, es comprensible, pero que la aludida ministra caiga en uno tras otro, revela o revelaría –recalcamos el condicional– una formación más bien escasita, impensable en una ministra del Gobierno de España, en hecho que se suma a otros contra el protocolo como el no saludar a la bandera otra ministra o hacer trizas el protocolo en las audiencias reales.
Nos viene a la memoria un presidente muy cuestionado en los Estados Unidos al que un rival expuso «La mejor muestra de que en los Estados Unidos cualquiera puede llegar a ser presidente, la tenemos en usted».
No estaría de más que los responsables de Gobierno –Central, autonómicos… y de ahí para abajo– comprobarán el nivel de formación de quienes nombran miembros de sus equipos, porque ese tipo de errores puede ser «la punta de iceberg» que explique otros muchos… Todos los españoles tienen derecho a ser consejeros, ministros y lo que haga falta, pero quienes los nombren deberían comprobar no sólo su ideología, sino un mínimo de formación histórica, gramatical, oral, protocolaria, pues en más de una ocasión salen al exterior y ya no representan sólo al Gobierno, sino a todos los españoles. Claro que en tiempos como los que corren bastante ocupados andarán Zapatero y colegas, en buscar soluciones a la crisis tras comprobar lo sucedido con Irlanda, y las consecuencias de las medidas que su mal gobierno ha acarreado a los irlandeses, que salen de la crisis con ayuda de la UE, pero ahora empiezan a comprobar a qué coste y lo que tendrán que padecer al menos durante cuatro años.
La Ministra de Economía, jura y perjura que nosotros no estamos tan mal. Y el Presidente, que su encuentro con los grandes empresarios dará sus frutos. Amén.