Falta tiempo aún para que se abran las campañas electorales que nos dejarán en puertas de las elecciones locales y autonómicas en las que no habrá decir que nos jugamos nada más y nada menos que ese repunte de la economía que anuncian ciertos políticos y que deben traducirse en la mejora de la economía por decirlo pronto, lo que lleva emparejado la creación de empleo, la bajada del paro, y un golpe de sol en el panorama brumoso que venimos soportando desde hace años.
Hay quien sabe y hasta reconoce que esa situación partió de endeudamientos anteriores, de inversiones absurdas –de las que aquí tenemos un buen muestrario–, además de los consabidos atracos y robos –a ver si llamamos a las cosas por su nombre— de una pila de granujas que siguen sueltos, perdidos los casos en farragosos e incomprensibles trámites para quienes padecen las consecuencias en los recortes, en las pagas extras que muchos dejaron de cobrar en todo o en parte, en la paralización de proyectos anunciados a bombo y platillo por ser absolutamente necesarios y en algo que si no es favoritismo para atender tendencias próximas, se parece mucho, y lleva emparejado un “olvido” de lo que piensan otros, olvido que, además, perjudica a muchos andaluces, por referirnos sólo a lo más próximo.
Así que partimos de una situación que ha marcado la situación de quienes ahora nos gobiernan local, provincialmente. Antequera, en concreto, tiene pendientes las obras del Parque de Los Dólmenes, presentadas ¡en 1988!; el Puerto Seco, la conclusión del AVE Sevilla-Antequera-Granada, enlace inmediato con Levante; las obras del Ambulatorio del Campillo que iban a comenzar al día siguiente de trasladarse al de la Estación y siguen sin tocarse un ladrillo…mientras en Ronda anuncian como inmediato un segundo Hospital… Por citar proyectos grandes que son los que crean empleo a gran escala, que es lo que hace falta.
Bueno, pues ya lo sabemos, como que todo se va a resolver enseguida o eso dicen, aunque haya quien lo dude, claro, porque si lleva esperando cuatro años, ahora puede pasar lo mismo. Así que los unos se quejan con razón y los otros tratan de justificarse con mayor o menor acierto.
Pues ¡vale! Los andaluces lo que esperamos es lo de aquella fábula, que no es la primera vez que utilizamos, en la que dos burros, atados por el cuello, querían comer su montón de heno, situado uno frente al otro, pero más lejos de lo que medía la soga que los ataba. Cada uno tiraba para su lado, hasta haciéndose daño en el cuello, hasta que se les encendió una lucecita y, puestos de acuerdo, fueron juntos a por un montón de heno y, consumido éste, se fueron a por el otro. Los grandes partidos, deberían ponerse de acuerdo y no pensar en sus siglas o tendencias sino pensar en la ciudadanía que les paga,
Si no lo hacen, ya saben el peligro que “pueden” correr con ese aire fresco, por muy iluso que sea, para una ciudadanía harta de esperar… soluciones, y no quejas ni justificaciones.