El pasado mes de noviembre, EFE informaba que Endesa había obtenido unos beneficios de más de 2.700 millones de euros hasta el tercer trimestre del año, beneficios que seguro superan los 3.000 por el mayor consumo del último trimestre de 2010, por la cortedad de los días, las calefacciones, los escaparates, la luces navideñas y todo eso. Y nos alegran esos beneficios, porque suponen que quienes invierten en tan importante sociedad, obtienen el fruto en la forma de jugosos dividendos, haciendo de Endesa una sociedad importante en el ámbito internacional.
Pero en éstas que el 28 de diciembre, sale el Ministro de Industria anunciando que la luz subirá un poquitín menos del 10 por ciento, y ante la oleada de protestas que se levantan en todas partes, dulcifica la salida y se cree que de verdad los españoles somos tan inocentes como para creernos esa «pequeña» subida, que, enseguida, se vio acompañada de otra «pequeña subida», esta vez, del butano.
Muchos españoles, incluidos los del partido que gobierna, están que trinan, porque recortan pensiones, congelan salarios, disminuyen ayudas sociales y, en cambio, suben lo que hemos dicho, que ya verán cómo se ve seguido de otras subidas. Pero, eso sí, nos dicen que la subidita es nada, «sólo lo que vale un café por persona, ni 1,80 euros al día».
Al «arrimarse» a la empresa de unos pocos, que ganan millones de euros, un gobierno socialista, no actúa de cara a los mucho más numerosos que menos ganan –funcionarios, parados, pensionistas– sino a los que ganan millones de euros, según se desprende de la aludida noticia. Y, claro, así no pueden salir las cuentas a unos trabajadores, mosqueados por tantos desastres que hablan de la inutilidad de unos gobernantes que no responden ni a lo que, seguro, el propio PSOE pretendería, ni a lo que España necesita.
Hemos recordado más de una vez, que en los años 60 se vivió una crisis brutal, resuelta por un gobierno de tecnócratas –es decir de gente preparada y formada–, congelando los precios durante dos años. No subían sueldos ni pensiones, pero tampoco las materias primas, entre las que incluimos la electricidad, los combustibles, los artículos de primera necesidad. Pero ahora no; ahora se recortan o congelan los ingresos y se suben los precios de esos servicios y materias imprescindibles en el hogar. O sea que no se sube el tabaco o el alcohol, sino la luz y el butano… de momento. Estamos seguros de que el presidente del Gobierno, será el primero en lamentar cómo actúan sus ministros, tan lejanos de los que en dos años DE VERDAD arreglaron aquella crisis que los mayores recuerdan.
Es claro que con medidas así, ni salimos de la crisis, ni aumenta la confianza en el Gobierno, muy en contra de lo que el señor Zapatero querría.
