Estamos a una semana del reencuentro con las procesiones en Semana Santa. Y toca ¡arrimar el hombro! Bastante hemos pasado en estos dos años como para eclipsar lo que vamos a volver a sentir en la calle.
Pero hay que insistir en que Semana Santa hubo en 2020 y 2021, el problema quizá es de formación, conocimiento y llamar a las cosas como son. Pero eso es otra historia.
Son las procesiones las que regresan en Semana Santa, con recorridos diferentes por las obras en la calle Infante don Fernando y con la mirada puesta en las previsiones meteorológicas. Llovió en Navidad y en Cuaresma y como se cumpla el refrán… Y después de lo llovido en marzo y del frío que se avecina esta semana, ¡a ver lo que el tiempo nos trae!
Pero lo importante es que se ha llegado al momento de volver a montar los tronos y preparar las procesiones. Es hora de dejar al lado los problemas internos y hacer piña y demostrar lo que es un cofrade cristiano. Si no es así, estamos jugando a sacar obras de arte a la calle, y sabemos y confiamos que no es así.
Para empezar, serán muchos niños los que no han vivido una Semana Santa con procesiones, o los que no la recuerdan. El árbol, desde pequeñito. También jóvenes que han llegado con fuerza a sus cofradías, ojalá irradien su ímpetu al resto y respalden a las demás hermandades participando en ellas aunque sea acompañándoles.
Los mayores volverán a una situación compleja tras dos años sin tener que dedicar el tiempo a ser devoto, cofrade, penitente, hermanaco, directivo o simple espectador en la calle.
Y al ver la imagen del Señor y de la Virgen, recordaremos a los que ya no están, los que se fueron en silencio, en soledad, por la circunstancia que fuera. ¡Quién iba a decirnos que el 2019 abriría un paréntesis, en el caso de las del Jueves Santo, de tres años sin procesiones!
Un año donde habrá muchos cambios, al frente de las cofradías, los tronos, recorridos y formas de entender las procesiones. Ojalá que todas estas ganas se trasladen a los templos en sus cultos y a las calles en sus manifestaciones de fe públicas.
Cuando termine, ya habrá tiempo de analizar en sus foros correspondientes, lo positivo, lo no tanto, lo que sería conveniente mejorar o mantener. Adelantamos la preocupación en los “desencuentros”. Si no los hay este año (el Jueves Santo es evidente y el Viernes Santo pinta despedida en la “citarilla”), consideramos que entre todos se tendrá que buscar algo que lo supla o recuperarlos, adaptándolos a lo que las Directivas establezcan y los cabildos respalden.
Y como suele pasar… el Resucitado, la procesión final, la que debe ser la más gloriosa. Hay tiempo e intenciones, pero se debe de respaldar por todos, no sólo por la Agrupación que ya lo hace promoviéndola.
Así que tenemos que prepararnos para una fiesta cultural, donde se sacan a la calle obras de arte desde el siglo XVI hasta nuestros días, conservadas por las generaciones que nos antecedieron. Económica, como demuestra el movimiento que genera en comercio y hoteles con el empuje turístico. Pero que no se nos olvide que todo empezó por su significado religioso, si no, como dijo el pregonero de 2016 Juan Manuel Ortiz Palomo, asistimos a un parque de atracciones y eso no es lo que comenzó ha sentirse con pasión hace dos milenios.
Pero estamos seguros que la inmensa mayoría sabe todo esto y lo pondrá en práctica y lo contaremos en el resumen de la Semana Santa de 2022. ¡A seguir con la misma Pasión!