viernes 22 noviembre 2024
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Un año en el que todo ha cambiado, o casi todo…

Seguro que en estos días se habrá puesto a pensar: ¿qué estaba haciendo hace un año? Es como una pesadilla, como esa enfermedad que tienes, la pérdida de un ser querido, el año que no quieres recordar. Pero a diferencia, el duelo aún no ha terminado. Se está mejor que hace un año, sí; pero no se sabe el día en el que la pandemia esté controlada, dejemos la mascarilla, pero sobre todo: ¡podamos volver a abrazarnos y vernos como hasta hace un año!

 

¿Y cómo ha cambiado nuestra vida? En casa, estamos más. El teletrabajo y la conciliación han ganado enteros. La mesa del salón de las comidas de Navidad y de las celebraciones en la que utilizamos la cubertería de lujo, se ha convertido en el espacio  de trabajo en casa.

Los niños nos siguen dando lecciones de cómo respetar las normas, pasan más tiempo con los padres. Los jóvenes, como juventud que son, los que más protestan como en toda la vida. La diferencia que en este año el peligro no es llegar más tarde, ser rebelde o una mentira piadosa… Pueden traer el virus a una familia y terminar con el final no deseado.

Los autónomos y pymes han seguido trabajando, como siempre, pero más y cobrando menos. Ya no es llegar a final de mes, es llegar para pagar impuestos. Que se anuncian muchas ayudas, pero no llegan a lo que aportan a las arcas del Estado.

Los empleados, peor que nunca, con suerte cobrando el ERTE y viendo lo difícil que será volver a trabajar. Los que empiezan a hacerlo, padecen la excusa que lo podrán tener, pero sin cobrar. La competencia y los abusos son más desleales que nunca.

Ante ello, pilares de una sociedad como son la Educación, Sanidad y Cultura, se han tambaleado. ¡Lo que han tenido que aguantar ha sido de milagro! Tras años sin invertir en infraestructuras, cuidar a los profesionales, velar por sus intereses… ahora ellos son los que se han jugado la vida para que sigamos adelante.

Hemos mencionado la Cultura, que es la gran olvidada. Si se hubiese remozado el Teatro Torcal, adaptado Santa Clara, realizado el Auditorio… muchos artistas hubieran podido seguir adelante.

¿Y qué decimos del Comercio? Si duro ha sido el virus, sus restricciones siguen siendo incomprensibles para muchos. Al final, como siempre: si cumples, no hay problema; y si no lo haces, en el caso comercial, pagan todos. Quienes acuden a un comercio, guardan toda medida de seguridad. Pero a la hora de obligar a cerrar, han tenido que pagar muchos que cumplían con creces. Al igual que se disponen de índices de contagios, se tendría que haber hecho lo mismo con el sector comercial.

Y, en Sanidad, lo bueno de la pandemia es la inversión y mejoras en el Hospital y el anuncio esperado y clamado de las Urgencias en el centro. Y uno se pregunta: ¿tiene que pasar una pandemia para invertir en Salud?

Todo ha cambiado, menos, con todos los respetos, el mal uso de la política. Decía Manolo Castillo, director de SUR, que ojalá aceleraran los procesos de vacunación como lo han hecho estos días a la hora de presentar mociones de censura.

Como resumen: no es una pesadilla. No hay familia que no haya perdido a alguien este año (¿qué decir de las residencias de nuestros mayores?) y no hay casa que no esté sufriendo la crisis que trae el virus. Aunque se dejó de hacer: nuestro aplauso para todos los que no tuvieron que esperar una publicación oficial para hacer su trabajo, para salvar vidas, para ayudar al que lo necesitaba.

El mensaje está claro: no somos invencibles y un virus ha cambiado la forma de vivir que no sabemos cuándo volveremos a ella. Que no tropezamos de nuevo en la misma piedra y que sigamos invirtiendo en Sanidad, Educación y en nuestros jóvenes para que nos hagan fuertes ante lo que pueda venir. ¡Gracias y… siempre sale el sol!

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