Ya estamos en el año 2020. ¿Cumplimos nuestros propósitos personales y colectivos que nos prometimos para el 2019? Creemos que muchos de ellos, no. ¿No va siendo hora de poner prioridades y cumplir?
En los últimos tiempos, estamos comprobando que se vive paras las redes sociales. Nos explicamos. Más vale hacerse una foto y decir lo bien que lo hago y lo mal que lo hace el contrario, que ponerse a trabajar y seguir sumando acciones culminadas.
Notamos un fortalecimiento del egoísmo y si no, miren sus móviles. ¿Qué han tenido esta vez: más felicitaciones, o copias y pegas de vídeos y fotos o propaganda que roza el fanatismo, incluso el fascismo, por el nuevo Gobierno de España? Según la respuesta, así será su móvil, su entorno y usted mismo.
Este año no se han respetado ni la magia de los Reyes Magos. Hace poco se hizo lo mismo con Semana Santa y anteriormente con la Navidad. ¿Qué nos pasa?
Por otro lado, en nuestro gremio, en el de los medios de comunicación, hay una especie en extinción: el Periodismo y el periodista. Podríamos compararlo con la Educación y la Sanidad. Todos defienden una Educación y Sanidad Pública, pero a veces no funciona, por lo que se recurre a la privada, pero sabemos que la Pública es mejor.
Pues en nuestro caso, todo el mundo critica al Periodismo y a los periodistas, pero… ¿a quién recurrimos en su contra? ¿A las redes sociales de un partido político? ¿A cuentas con identidades falsas? ¿A perfiles oficiales? Mal vamos.
De momento, cada vez hay más ruedas de prensa sin preguntas y desde hace unas semanas, sin propios periodistas o fotógrafos delante.Si hace unos años se debatía entre la necesidad o no de una facultad para formarse; hoy nos encontramos en el dilema de confiar en las empresas y profesionales privados y públicos (con sus aciertos y errores) o dejarnos llevar por compartir lo que nos interesa y callar lo que no queremos que se sepa.
Confiemos en la sociedad, en la población, que al igual que defiende igualdad de derechos entre hombres y mujeres, de las comunidades autónomas entre ellas, también lo hagan de un sector en crisis, no solo en lo económico, sino en su credibilidad porque… ya no es cuestión de objetividad o subjetividad, ya lo es de verdad o mentira interesada.
Dando un giro, empezamos un 2020 con tareas pendientes: los millones europeos que van a transformar la calle Infante don Fernando, el inicio de la reforma integral del Teatro Torcal, la nueva sede del Conservatorio, el plan de choque para replantear el uso de centros públicos educativos sin demanda, la falta de nuevos sitios para los institutos, las promesas de nuevos ciclos formativos o estudios universitarios…
Todo eso, lo tienen que priorizar los gestores. Ahora, salvo Madrid, un partido vuelve a tener el mismo color en Ayuntamiento, Diputación y Junta de Andalucía… Esperemos que Madrid no les ponga impedimentos.
Llegó la hora de desbloquear, precisamente, proyectos que comenzaron los otros cuando tenían el poder absoluto, pero dejaron muchos proyectos sin hacer. En definitiva, por un 2020 donde prime la ciudadanía, y donde haya más Reyes Baltasar como el que vino a Antequera, donde no le importó por unos instantes, bajarse de su trono, acercarse a una persona y dejarle su puesto por unos momentos para recuperar su sonrisa perdida. ¡Menos móviles y más realidades!