Año tras año, el mercado artesanal del Paseo Real se ha hecho un fijo de las actividades de ocio del tramo final del verano, cuando el calor aún aprieta en la ciudad. De nuevo el Paseo, como pasara con el Bienmesabe, la Real Feria o sucederá con la fiesta de Halloween de Proyecto Humano.
Antequera tiene en él su plaza mayor cuando se organizan actividades o ferias. Es un lugar cercano, amplio, cómodo y sin coches en su interior y con sombras. Tras su remodelación, se le da más uso al ser más cómodo y acogedor.
Desde este miércoles y hasta el domingo, familias, pandillas, jóvenes, niños, no paran de entrar en él. Por un lado, las atracciones para los más pequeños, con juegos, columpios, barcos, ajedrez… Los pequeños buscan sitios donde jugar y en este feria se ofrece. Y por otro los puestos.
Puedes encontrar de todo, desde mantecados y hasta un brownie de las monjas de Belén y de la Encarnación, hasta miel natural, bolsos artesanales, utensilios de campo, bonsáis, perfumes, jabones, cuadros, pinturas, frutos secos, golosinas, dulces, bisutería, platería, quesos, vajillas, antigüedades, libros, collares, muñecos de playmobil y lego, muñecas, patatas fritas, así como un asador.
Forma una feria con un ir y venir de gente a su espacio, donde se encuentran amigos, compañeros, familias, se habla, se queda, se recorre el recinto.
Al final es lo que necesitamos: comunicarnos. En este ejemplar, tenemos dos artículos sobre el tema. Por un lado, el carmelita Antonio Jiménez nos dice: “Un profesor de una universidad comentó cómo en una ocasión entró en el ascensor del hotel para ir a su habitación y leyó un cartel que decía: “Esta noche, Fiesta en la habitación 111”. Mientras se dirigía a su habitación pensó en el cartel. ¿Sería sólo para los que conocían a las personas de la 111? ¿Y si estuviera puesto para invitar a todos los que lo leyeran? Para los camareros, para las mujeres de la lavandería, para los viajeros cansados, para todo los que paren el hotel, pero también pensaba qué quien iba a organizar una fiesta así… y la contestación fue “nadie”. Nadie, excepto Dios”.
Y por otro, en su regreso a estas páginas, José María Alarcón (al que le agradecemos que sume con su participación) nos comparte un viaje por Madrid. “Octubre despierta la inquietud, ya estás presto para abrir el tiempo de las transformaciones, de los amores que el poeta plasma sin sentido, de las locuras de los besos robados por parques y atalayas, de las miradas sin alma, de los sentimientos ciegos que enarbolan los espíritus, de aquella rosa que duerme en el portuario tan placenteramente, esperando que de nuevo una mano joven abra, saque aquel libreto cargado de amor. Todo será historia de las historias en los amaneceres cambiantes de ocres por el fondo de aquel parque”.
Al final es una de las cosas de lo que más se necesita en esta vida: sentarnos, comunicarnos y querernos. No entendemos cómo buscamos el odio, la soledad, las diferencias, con lo fácil que es hablar y hacer el bien.
Aprovechemos lo que queda de fin de semana para quedar en el Paseo Real, disfrutar de sus atracciones, las sorpresas del grupo productor de cine, de los espectáculos de circo y de la compañía para ir de puesto en puesto.
El Ayuntamiento nos ofrece una nueva iniciativa con la que se da vida a la ciudad, a sus calles y a las personas que encuentran en casa una actividad para todos los públicos. ¡Hasta la próxima!