En la tarde de este martes 1 de octubre, las ventanas del patio del Palacio de Nájera volvían a su estado previo a noviembre de 2018, días antes de que se empezara el montaje de la Antológica “Cristóbal Toral. La Pintura como testigo”. Es una sensación parecida a cuando vuelves a casa y ya no está el Belén que con tanto esfuerzo montaste para Navidad. O cuando en verano vas a un colegio y no hay alumnos y las sillas están encima de los pupitres.
O cuando visitas las ruinas de un monumento que tuvo un destacado esplendor.Reconocemos que somos un Periódico enamoradísimo de Antequera y de sus personas, y ver cómo ha quedado el Museo sin el colorido y el arte contemporáneo de Toral, nos deja un poco tristes. Y lo hacemos porque creemos que la ciudad precisa reconocer en vida y dar espacios a tanto artista que tenemos, desde los consagrados, a los que están triunfando o los que empiezan.Un museo con espacios permanentes y temporales para que todos hagan la historia viva de nuestra ciudad.
Y sobre todo, que trate con más cariño aún a todos ellos. Cierto es que el actual equipo de Gobierno, por medio de su alcalde, anunció que en sus 79 años, el Ayuntamiento le iba a adquirir el primer cuadro: “El Paquete Cósmico”, que representa nuestras visitas de la infancia.Pero, ¿no se debería de aprovechar la exposición y con la ayuda de la Diputación y la Junta de Andalucía, promover llevarla por la comunidad autónoma o ampliar el acuerdo de cesión de sus fondos?
Volviendo al inicio de nuestras palabras, en la tarde del martes, la empresa montadora tapaba hasta los orificios donde colgaron sus cuadros en escaleras, testeros y paredes. El Museo se queda huérfano de maletas, de arte, de vida, que reflejaban la trayectoria de un artista con 79 años, heredero del Arte del Patrimonio Mundial del Sitio de los Dólmenes de Antequera.Terminada la misma, el año que viene, (D.m.), cumplirá 80 años. Antequera debe organizarle una fiesta de cumpleaños y agradecer que a pesar de su complicada niñez y juventud, siga brotando de su corazón, el amor y pasión por la tierra que enmudece cada vez que viene a ella, con su sencillez, su maestría y su cariño a esta tierra.
Se pone fin a una estampa que dentro de años, se recordará como los diez meses dorados que hicieron del Museo, un recorrido por sus pasillos, sus salas, sus patios… unidos por el hilo conductor del arte de Toral, que lo mismo te llevaba a la zona prehistórica, como la Sala de Acilia Plecusa con El Efebo de Antequera al fondo… o las del Renacimiento o Barroco con José María Fernández como referente.
¡Gracias, Cristóbal, gracias, maestro, por estos diez apasionantes meses de aventura en las que como buen artista, has sabido llamar la atención de todos los que entraban al Museo de tu tierra!Para quienes en el futuro investiguen las exposiciones culturales en Antequera; apunten este nombre: Cristóbal Toral, ¡27.000 personas para ver su muestra! Ojalá se superara, sería señal del aumento de demanda y oferta de Cultura y artistas. Pero eso, es otra historia…
