En nuestras «efemérides», recogemos cómo celebró Antequera la Proclamación del Dogma de la Inmaculada. Es más; nos referimos a cómo muchos decenios antes, Antequera hacía comprometerse a defender la Inmaculada Concepción, a todos quienes aspiraran a cualquier cargo público en Antequera. Seguro que no faltará quien tache eso como «beaterío». Aquellos tiempos pasaron y esas cosas se fueron dejando atrás, hasta llegar a una situación a la que se refiere nada menos que Benedicto XVI, en que va menos gente a misa y quienes van son cada vez de más edad, situación en medio de la cual surge esa juventud que está comprobando lo que la «vida moderna» trae y se ha dado cuenta de dónde están las líneas para llegar a un mundo mejor.
Esa situación de la Iglesia responde a unas ideas preconcebidas, a una perversa política, cuyas consecuencias pueden ser eso a lo que se refiere el Papa. «Cosas de Iglesia», «beateríos» dirán algunos. Pero es mucho más. En nuestro Bachillerato, al estudiar Filosofía, había un apartado que se dedicaba a la Moral, en el que se concluía significando que el hombre posee interiormente y conoce una «Ley Natural», por la que, desde mucho antes de que naciera la Iglesia, le señalaba lo que era «bueno» y debía hacerse, y lo que era «malo» y debía rechazarse. Basándonos en ello, el hombre olvida muchas cosas. Son los polvos que trajeron los lodos de la situación que vivimos: personas que mueren de hambre o de sed, mientras otros nadan en la opulencia y el lujo; granujas que forman parte de Consejos de Administración de entidades financieras y firman lo que no saben, conduciendo a la ruina de bancos y cajas pero, eso sí, asegurándose sueldos que son puro latrocinio, y «despidos» de miles de euros mientras, se quitan pagas a trabajadores, hay recortes en la Sanidad, en las Farmacias, en la investigación… Y qué decir de quienes usan otro tipo de robos, negando o escondiendo déficit brutales fruto de su mal empleo de nuestro dinero, cuyos resultados para poderlos compensar son los malditos recortes, las increíbles «ayudas», con nuestro dinero, a esas entidades mal administradas y derrochadoras, mientras se desahucian familias que no pueden pagar hipotecas mal dadas, a causa de ese paro terrible que padecemos, para remediar lo cual, Europa, que nos dice el camino a seguir, fija recortes y soluciones infames para quienes las padecen.
Las enseñanzas de la Iglesia moderna, nos marcan el camino de la honradez, de la eficacia, del comportamiento recto, que se basan en aquellos principios de la Ley Natural. Como ni se escucha a la una, ni se estudian ya los otros, terminamos por ver como «normales» esos robos, como el quitar la vida a seres indefensos, el abusar de los débiles, la injusticia en fin, que se ha instalado en nuestras vidas y que vemos como «normales», cuando no lo son. Si nos paramos a pensar, aquellos polvos de la ignorancia nos trajeron los lodos de tanta maldad, la pérdida de la moral, de la conciencia, de la vergüenza. Y eso lo saben hasta quienes lo siguen negando u oponiéndose a los remedios que se quieren tomar.