Está claro que la Economía mueve el mundo, lo hemos podido comprobar en estas fases de la desescalada donde priman, como siempre, los números, la Economía. Lo entendemos, es esencial dar de nuevo marcha a la actividad comercial y empresarial para hacer frente a esta crisis monetaria que acaba de comenzar y no sabemos cuándo y cómo va a ser su final.
Estos días se habla de la vuelta al “cole” presencial en septiembre. Pero no sólo colegios, sino también institutos, universidades, guarderías, academias, ludotecas, comedores y cientos de lugares que se dedican a la formación y por ende a la Educación en cualquiera de sus ramas.
Han sido tiempos duros, durísimos. No hace falta hacer encuestas. Los maestros, profesores, han pasado por los peores momentos de sus vidas. Y no solo porque han tenido que pasar horas y horas interminables ante un ordenador, corrigiendo, inventando, escribiendo, dando vueltas a la cabeza, buscando alternativas y estando pendiente uno a uno de sus alumnos. Lo único bueno, es que hemos tenido que llegar aquí, para dignificar una profesión que muchos tildaban de cómoda.
Ha sido horrible, porque la Educación, especialmente, la escolar, necesita de ese contacto presencial con el alumno. El cariño, el aprecio del profesor que se vuelca con sus alumnos. Esa maestra que cuando llega el final de curso, se le saltan las lágrimas al ver que no volverá a tenerlos delante. Eso es Educación.
Esa necesidad imperiosa la han sentido maestras, maestros, profesores, profesoras que han visto como una vocación que necesita de esta relación interpersonal entre docente y discente se rompía.
Las tecnologías han ayudado mucho, muchísimo. Y es verdad que han sido la mejor ayuda que han tenido para poder llegar a todos. ¡Gracias eternas se han dado a las redes de ayuda que se han creado así como los canales creados para apoyarse unos a otros como en Antequera ha sido el Centro del Profesorado!
Pero ahora surgen las incógnitas, y más cuando el miércoles 10 de junio se escuchaba a la ministra Isabel Celaá sobre las alternativas del inicio del curso 2020-21.
¿Cómo hacer frente a todo ello cuando en Educación se recorta y se recorta una y otra vez más? ¿Cómo hacer frente a las medidas que se aconsejan cuando hacen falta muchos millones para conseguirlo? ¿Más infraestructura? ¿Más profesores? ¿Más personal de servicios? ¿Más medios? ¿Y cómo se consigue eso? ¿Y los padres, las familias, cómo lo hacen? Y lo más importante: ¿de dónde se saca el dinero para ello?
Las respuestas a todo esto –bueno, dudas sin respuestas claras– imagino que las tienen sobre su mesa hoy todos los equipos directivos que están cerrando un curso atípico y planificando el siguiente.
No hayamos soluciones claras y concisas que ayuden a uno de los pilares fundamentales de nuestra sociedad hoy día, pero como siempre, la Educación es la última en la cadena de intereses de nuestro país. Ha sido así antes, ahora y si no somos capaces de cambiar la balanza, seguirá igual. Éste es el momento de cambiar por fin y que la Educación, sea lo primero junto a la Sanidad, por supuesto.