Dos autobuses con 120 peñistas de toda la provincia de Málaga viajaron a Madrid para ver en el Wanda Metropolitano la final de Copa del Rey que enfrentó al Sevilla y el Barcelona el pasado sábado 21 de abril, entre ellos, nueve antequeranos de la Peña Barcelonista de los Enamorados.
Un partido que tuvo un solo color: el azulgrana. Puede que la derrota estrepitosa en Champions frente a la Roma tuviera que ver con la reacción rabiosa del equipo de Ernesto Valverde. Es probable. Aunque gran parte de la culpa de que el engranaje culé rodara a la perfección desde el minuto uno tuvo que ver con el recital de juego que dio el manchego.
Andrés Iniesta, asumió la capitanía del equipo, volviendo a dar una clase magistral de fútbol. A sus 33 años el de Fuentealbilla se hizo dueño y señor del mediocampo buscando asociaciones por la banda con Jordi Alba. La eficacia del internacional español desarticuló por completo a la zaga sevillista que poco pudo hacer para evitar que su equipo saliera goleado (0 a 5) de la capital.