¡Volvió la ilusión! Y cómo lo hizo. Se necesitaba respirar, pese a llevar la mascarilla. Los niños, como desde el inicio de la pandemia, los más aplicados. No se podía suspender su cabalgata. Se notó su compromiso por creer en la magia de Sus Majestades, estar al lado de los padres y mantener distancia y mascarilla puesta. Sus sonrisas se vislumbraron.