viernes 22 noviembre 2024

Campeones

«Si ascendemos, me pelo al cero», le prometí a Jorge mientras se realizaba el sorteo de las porterías. Lo teníamos todo controlado: nos preocupamos de ver cientos de vídeos del equipo contrario, cada uno sabía a qué jugador debía marcar y sus puntos débiles; nada se había dejado al azar –la suerte es para los mediocres– nosotros habíamos superado a muchos equipos, antes de llegar a aquel partido crucial de la temporada, a base de esfuerzo y talento. Sin embargo, nada más empezar, a los cinco minutos, habíamos encajado un gol: un fallo increíble de Sergio que no supo controlar el balón y un inoportuno delantero que aprovechó para avanzar sólo hacia nuestra portería y encararse a Víctor que perdió el asalto.

¿Cómo pudo pasar? Esto rompía los esquemas planteados al principio y nos obligaba a cambiar de táctica. Teníamos que ir a por todas sin que nos sorprendieran con algún contraataque y acabáramos traicionando tanto sacrificio, ésas eran las instrucciones del entrenador si se daba el caso.

En esos momentos nos aferramos a todas las veces que Jorge había sacado partido de mis asistencias y decidimos movernos sin urgencia, cada cual desde su rigurosa posición en el campo –sabíamos por experiencia que la paciencia y la disciplina daban resultado–. El balón poco a poco se dejó querer, nos sentíamos más seguros, madurando bien las jugadas, sin precipitaciones… En esto que recibo un pase y Jorge me silba desde su posición legal cerca del área contraria, lo vi claro, controlé un ligero temblor en mis piernas y le lancé un preciso balón para que él tirara a puerta con total seguridad y coraje. Estaba hecho, el empate nos valía y sólo quedaban cinco minutos para el final, una pequeña dosis más de sufrimiento y la gloria sería nuestra: la próxima temporada en primera.

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