Parece que seamos protagonistas de una mala película. No hablo de serie B por no ofender al cine, este arte que sufre en estos tiempos la incultura de la cúpula de la cultura. Despropósitos y gordos, amén de asalto a casa de Bárcenas. Novelón.
Pues igual que la recesión se veía venir, igual, igual, es la recuperación. Esto, desgraciadamente no sucederá YA. Cualquier economista les contaría que se necesita un tiempo de subida que no es instantáneo. Esto quiere decir que primero habrá que tragarse muchos grumos como las burbujas del Colacao y luego si los facinerosos no nos lo impiden iremos subiendo despacio, despacito.
Hay que contestar muchas preguntas. Por ejemplo, ¿qué nivel de devaluación interno hemos tenido? Y por cierto para que esto comience DE VERDAD a mejorar, tenemos que conocer en qué ventanilla debemos ir a recoger todas las ganancias que nos han reportado el sacrificio que estamos haciendo, llámese congelación de salarios, recortes, desahucios… Pues hasta que no podamos generar flujo y reflujo de dinero, la economía seguirá cayendo.
Dejémonos de euforias de titulares, por cierto se van acercando las elecciones, de ahí el vuelo tan sobrado de Montoro que planea por el hemiciclo cual drones ruidosos y letales.
Se generará empleo, pero de baja calidad, es decir por horas, por momentos y despidos libres y baratos.
Que venga a España Bill Gates e invierta en los negocios de las Koplowitz eso no nos llega a nosotros. Queda muy bien la foto y los titulares y especialmente les sirve de enorme sombrilla a la FCC las empresas de las Koplowitz.
Estamos vendiendo España a precio de saldo.
Os dejo, que me voy a formar parte de la marea verde y esto no me lo pierdo, pues como decimos todos los docentes al menos los que yo conozco y los que voy conociendo, la LONCE ha traído algo bueno, unión entre padres, profesores y alumnos. ¡Histórico! Aunque le fastidie a la novia de Wert, Monserrat Gomendio, que lanza frases y acusaciones que no se sostienen en las mentes educadas y estudiosas.
Porque, gracias a Dios, antes de Wert, había vida, se estudiaba, se leía, se tenía apego a la cultura, después de él también la habrá y tal vez nos lo tomemos con más ahínco si cabe no gracias a sus recalcitrantes gestiones, si no a las nuestras.
