Puede seguir oyendo a Artur Mas con sus ideas y paranoias soberanistas, sin embargo, soy de la opinión que esa huida hacia delante, que hace por falta de recursos, debe explicarse con mayor claridad, en castellano, por supuesto, y sin esas amenazas ni insistencias de que la independencia solucionaría sus problemas. El sabe bien que las acentuaría, pero machacar a España y a los dos partidos que han sido el sustento político de muchos años se ha convertido en su obsesión. Si bien es cierto, que estos dos partidos han acumulado tanto poder en todas las esferas del Estado, que en estos momentos donde la grave situación económica los hace más vulnerables, se está fomentando un caldo de cultivo excelente para que los minoritarios y los más radicales alcen la voz.
A la opinión pública nos parece que este gobierno tiene que hacer mucho más que aplicar recortes, no podemos entender el por qué sigue aguantando tantos cargos, secretarias, subsecretarias, autonomías que triplican los empleados sólo por asegurar votos, y embajadas de cualquier cosa, presencia en el mundo de la ineficacia y del absurdo para acumular poder sin apenas ofrecer nada o casi nada. Tal vez no tengamos arreglo y quienes nos dirigen no se atrevan a poner patas arriba esta burocracia que se va haciendo insoportable por tantas duplicidades, con gobiernos distintos, que aburren y desesperan al más templado. Gran mayoría de funcionarios han surgido a la sombra de los políticos y han nublado y mucho la labor eficiente de los que han optado al cargo por estudios y méritos propios. Un ejemplo que ilustra con claridad lo que estamos viviendo fue la llegada a los juzgados de Málaga de Isabel Pantoja al grito de ¡guapa! ¡guapa! E iba a declarar por una cantidad de dinero que se apropió perteneciente al Ayuntamiento de Marbella. Creo que se merecía otro calificativo, me parece que nos estamos convirtiendo en un país de tontos.
