jueves 21 noviembre 2024
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Agradecidos

“Mientras que los ríos corran hacia el mar, los montes hagan sombra y en el cielo haya estrellas, así debería permanecer en la memoria todo el beneficio que recibe la mente del hombre agradecido”. Posiblemente esta frase de Publio Virgilio (70-19 a. C.) sea la que mejor sirva para confirmar el sello imborrable que deja siempre en las personas cualquier acto de reconocimiento hacia ellas por parte de sus semejantes.

Con dicha reflexión quise iniciar mi intervención el pasado día 28 de febrero en el emotivo acto celebrado conmemorando el Día de Andalucía y la posterior entrega de distinciones a personas y colectivos que como yo tuvieron el honor de ser galardonados con un Efebo. Si algo nos unía allí, además, no era otra cosa que la indescriptible y a la vez emocionante necesidad de decir gracias a todos los asistentes y muy especialmente a las personas que por alguna u otra razón siempre han estado muy cerca de nuestras vidas, especialmente la familia y los amigos más cercanos.

En mi caso, quise hacer partícipe de esta distinción a todo el colectivo de docentes que ejercen su tarea en nuestra ciudad, porque son hombres y mujeres que llegan cada día a su aula para aportar con ilusión todo lo mejor de sí en esta apasionante tarea de enseñar, de aprender y compartir. Una aseveración que se asemejaba bastante a lo que pude leer días antes en este periódico y en la prensa malagueña como fruto de la entrevista que el director del semanario había realizado al siempre ilustre y querido amigo Antonio Alcaide. El investigador, participaba en una actividad promovida por el Colegio de la Victoria para dar a conocer sus aportaciones a la ciencia a la vez que recibía un cálido homenaje y las muestras de afecto tanto del alumnado como del resto de la comunidad educativa del centro.

Quise reiterar la afirmación constatada de que son grandes y maduras las sociedades que homenajean al magisterio y una vez más Antequera demostraba que lo era, por eso expuse que es la educación la que construye hombres y mujeres felices en una sociedad cada vez más compleja, porque no se trata de preparar para la vida, sino que es la vida en sí misma. Al fin al cabo, los docentes somos unos simples guías y los trabajos que se han premiado en nuestro apartado no son otra cosa que las aportaciones realizadas por el alumnado del Ceper Ignacio de Toledo, quienes siguen investigado, aprendido y difundido todos los valores patrimoniales de Antequera.

Escribía años atrás en este mismo periódico un artículo que hablaba de la Gente de Patrimonio, un nutrido grupo de mujeres y hombres –más de cien personas en varios grupos y niveles– que han encontrado en este proyecto educativo –que tuve la suerte de promover en el año 2016– un serio argumento que les permite conocer mejor nuestra ciudad así como todas sus connotaciones históricas, naturales y culturales. Aprenden, investigan, comparte y visitan todo lo mejor de Antequera gracias a un proyecto que además pretendía fomentar el aprendizaje basado en proyectos colaborativos, donde teoría y práctica se aúnan bajo el mismo prisma: la difusión de nuestro rico patrimonio a la vez que se generan modelos de bienestar y amistad compartida.

Desde estas líneas, de nuevo,mi enhorabuena a todas las personas que componen ese nutrido grupo de patrimonio del Ceper Ignacio de Toledo y como no, mi enorme agradecimiento a quienes han hecho posible que este Efebo ocupe hoy un lugar tan destacado dentro de mi hogar y de mi corazón.

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