El martes fue el día de la VOZ, y qué importancia tiene la voz en estos momentos. Los expertos fonoaudiólogos nos advierten de los cuidados de nuestras cuerdas vocales.
Yo perdí la voz en tres ocasiones y créanme la primera fue impactante. Poco a poco llegaron las afonías, dolor, inflamación, nódulos… Tuve a un otorrino fantástico y una logopeda extraordinaria. Recobré mi voz con sus ejercicios, consejos y con fuerza de voluntad, como casi todo lo que valga la pena conseguir en esta vida. Gracias a ellos y a mi tenacidad, hoy puedo hablar alto y claro, aunque aquí pongo mi propio acento, pues la claridad, la trasparencia, cuando no se trata de gargantas, más que de la voz, depende de la lealtad y de la vergüenza.
Levanto mi voz escrita contra aquellos que llaman nacis o fascistas, (esto último me extraña viniendo de dirigentes que tienden a estas zonas de conservadurismo) a los que de una u otra manera defienden sus derechos, su vida, sus ahorros de toda una existencia, sus hogares, la de sus hijos.
Sí, señora de Cospedal o señora de Santamaría, se está muy cómoda ahí sentada, rodeada de los suyos en su bunker particular pidiendo respeto para sus hijos. Me parece normal y muy loable.
Pero en estas circunstancias yo abogo por los niños, por los hijos, que fuera de su protección, señoras ministras, o ministros, se quedan sin hogar, sin educación, sin medicinas, sin hospitales, sin ayudas, sin transporte escolar, ¡sin comer!, por la mala praxis de bancos, de empresas, de gobernantes. Son los más débiles los que se quedan en el limbo de esta injusticia social que condenó a sus padres, abuelos o familia a la contabilidad troceada de los «supuestos» evasores o maleantes que campan a sus anchas por calles de amplia permisividad, o habitan en lujosos palacetes vestidos de amplias sonrisas, burlándose de todos y de todo. Parece que a éstos o a éstas no les afecta la crisis. Y es más, parece que son intocables.
Pues alzaremos la voz y la cuidaremos para que suene clara, porque dicen los sabios que «amordazar la voz es dejar de ser».