Un aneurisma es un ensanchamiento en un trozo de una arteria de nuestro cuerpo. Según sea la localización de esta dilatación, los aneurismas principalmente pueden ser aórticos o cerebrales. Recordemos que la aorta es la principal arteria del organismo y es la que sale directamente del corazón. Los aneurismas también pueden tener otras localizaciones si afectan a otras zonas, como por ejemplo el intestino si se afecta la arteria mesentérica, o el bazo si se afecta la arteria esplénica.
Las causas que producen un aneurisma no están del todo muy claras, es evidente que este abombamiento se produce por una debilidad en la pared del vaso sanguíneo. A esto puede contribuir el tabaco, el alcohol, los elevados niveles de colesterol y la hipertensión. En otros muchos casos los aneurismas se producen como consecuencia de defectos congénitos, que son completamente desconocidos por el paciente e incluso pueden heredarse. Tanto es así que los aneurismas pueden descubrirse por casualidad al diagnosticar otras enfermedades en las que se utilizan pruebas como la ecografía o el TAC.
El gran problema que presentan los aneurismas es que normalmente son asintomáticos, una persona puede vivir años y años e incluso décadas con un aneurisma y no saberlo. Desgraciadamente los síntomas aparecen después de la ruptura del aneurisma y dependerá mucho de la zona afectada, incluyen mareo, dolor, vómitos, taquicardia, pérdida de visión o el habla e hipotensión. La ruptura de un aneurisma es potencialmente una situación muy peligrosa e incluso mortal en muchas ocasiones. En cualquier caso, el tratamiento es quirúrgico y variará según el sitio en el que se presente. Para finalizar, les recomiendo que disfruten minuto a minuto, día a día del resto de sus vidas, porque realmente nunca sabremos cuando pasaremos a mejor vida.
