Antequera, ha sido siempre encrucijada de caminos. A lo largo de la historia ha vivido acontecimientos que han marcado muchas veces la Historia. Que han tenido transcendencia para toda Andalucía y, muy especialmente, para la misma Málaga. Han existido antequeranos memorables e inolvidables. Y entre estos, en lo mejor de su historia, Ángel Guerrero. ¡Qué paradojas de la vida¡ Cuando se va a vivir la ganada Monumentalidad de esa maravilla natural, que es el Torcal, alguien esencial en su logro a lo largo de toda una vida, toma el camino de la Eternidad.
Ángel fue esa persona que, no sabemos cada cuanto tiempo surgen, se dan muy pocas en cada siglo que nacen para entrelazar su ser y sentir a lo largo de toda una fecunda vida con la tierra que le vio nacer y a la que amó, nunca mejor dicho, hasta su último aliento.
Comenzó a enfocar su vida, tras los primeros estudios, hacia el Magisterio. Sus cualidades humanas le hubiesen convertido, como lo fue en tantos momentos y decisivos tiempos, en un pedagogo para establecer, convencer y entregar sus convicciones y su afán por su Antequera y, más aún, por una sociedad mejor.
Sobre todo, con lo importante y transcendental que fue, Ángel quiso ser y fue, por vocación, sentimiento y entrega, periodista. Entonces no había ni Facultad ni posibilidad de estudiar esta profesión tan hermanada con la sociedad. Era tal su realidad de periodista que con apenas quince años ya escribía en su “Sol de Antequera”. Y otra triste paradoja, cuando faltan unos meses para cumplirse el siglo del medio de comunicación decano de nuestra provincia, se nos ha ido.
Ángel fue un buen periodista. De esos que cuando escriben no piensan solo en la noticia sino en el bien común, en lo que beneficie a la sociedad a la que se dirige. Fue un luchador desde el principio por la capitalidad de Andalucía en Antequera, aquella que nunca pudo ser y que está ahí en los relatos de nuestra historia democrática reciente como uno de los errores estratégicos más importantes para vertebrar realmente Andalucía.
Pero aquello no lo hizo en balde porque contribuyó como pocos a reforzar la bella ciudad del Torcal en el mapa geográfico, político y cultural. Por eso y por otros muchos servicios a la sociedad Antequera fue merecidamente designado Hijo Predilecto de la misma, porque ya era un hijo singular.
Y esta condición antequerana, fue también parte de los ingredientes de su nobleza y caballerosidad. Su sentido del compañerismo y, sobre todo, su generosidad con todos, especialmente con el mundo del periodismo donde Ángel estaba para todo lo que hiciera falta. Y en ese sentido debemos destacar con la mayor gratitud su buena predisposición siempre a echar una mano en las actividades que hemos tenido como Asociación de la Prensa en Antequera y a las múltiples reuniones previas a la creación del Colegio de Periodistas de Andalucía, en las que siempre nos ayudó para facilitarlas tanto personalmente como periodista en su propio medio de comunicación.
Ángel fue también un “corresponsal” para todos los compañeros que lo requiriesen ante cualquier hecho informativo o noticia en el que pudiera ayudar. Eso lo saben muy bien los compañeros de los periódicos de Málaga. Y lo hacía sin reservarse primicias, con limpieza, con generosidad, lo que siempre se agradece.
En suma, se nos ha ido un compañero al que jamás olvidaremos y con el que contábamos siempre, por lo que dejó realizado y porque supo inculcar que su obra no se quede, ni mucho menos, en cumplir un siglo en el próximo 2018. Descanse en paz.