Hoy las noticias de los diarios estaban llenas del rojo Santander y no es mi intención hablar de este señor y su banco.
Así que me he paseado por la prensa inglesa y allí he podido ver a un Cameron muy enfadado, a un David Beckham dándole consejos de papá al príncipe William y al dar la vuelta a la web, me topo con la boda de Angelina y Brad. Observo el decorado colorista de su velo. No hay nada más que darle a tus seis niños, rotuladores, y otros pintavelos y ya está, a marcar tendencia.
Que quieren que les diga, para mí Angelina será siempre Lara Croft. Aquellos saltos que pegaba la heroína y los lugares y secretos que hallaba. Me encantaba y me siguen gustando. Claro que ya no me cuelgo de las lámparas, ni me tiro en vuelo rasante imitándola, porque mis hijas me hicieron ver que todo aquello estaba diseñado por ordenador. ¡Vaya desilusión y cuantos chichones para nada!
Hace unos días me encontré de nuevo con ella, Angelina, metida en la piel de Maléfica, una de mis malas favoritas y fui reticente al principio, pues no quería que me desmontara de nuevo mis expectativas cinéfilas. Mira por donde, borda el papel.
De vuelta a los couché patrios me encuentro con Carmencita Polo e Isabel Presley. ¡Dios mío lo que hace el photoshop y las demás cosas, me refiero a la cirujía, al bótox y al dinero! ¡Qué susto verlas al natural!
